Existen diferentes ideas en torno a la costumbre de tragarse el semen de la pareja sexual tras la eyaculación de ésta, y también distintas maneras de vivir esa experiencia. A algunos hombres les gusta que su pareja lo haga, a otros no, a algunas personas les excita tragarlo, y otras aún no se han atrevido a intentarlo por miedo a que les cause algún daño en el estómago. Todas las respuestas hacia este tipo de acto sexual son posibles y perfectamente normales.
Lo más importante a la hora de realizar cualquier práctica que constituya un acto sexual es que sea algo consensuado, con lo que ambas partes de la relación se sientan cómodas. Nunca hay que forzar a la pareja a que ingiera el semen que se expulse, siempre se puede escupir, o utilizar un preservativo, que también servirá como protección contra las Enfermedades de Transmisión Sexual. Aquí encontrarás todos los secretos, mitos y realidades, sobre tragar el semen, para que seáis las parejas las que decidáis qué preferís.
Qué es el semen y de qué está compuesto
El semen o esperma es el fluido que se fabrica en el aparato reproductor masculino y que es expulsado a través de la uretra en el momento de la eyaculación. Está formado por espermatozoides, desarrollados en los testículos, y el plasma seminal, líquido que es producido por diferentes órganos y glándulas del cuerpo masculino, entre los que se encuentran la próstata, las vesículas seminales, las glándulas de Littre, el epidídimo, las glándulas de Cowper y los vasos deferentes.
El semen, cuando no hay alguna infección o anomalía, tiene una textura viscosa, un color blanquecino, olor a cloro y un sabor agridulce, que puede variar ligeramente en función de la dieta que lleve el hombre. Así, por ejemplo, si come más frutas será más dulce, y una alta ingesta de carne hará que sea más ácido.
Sólo un 10% del semen está conformado por las células espermatozoides, la gran mayoría restante lo compone el plasma seminal. Éste contiene una gran variedad de elementos químicos, cada uno con unas funciones, entre los que destacamos: el ácido ascórbico (vitamina C), vitamina B12, fructosa (la cual le da el sabor dulzón) y gluscosa, minerales como el zinc, el calcio, el magnesio, el fósforo, el sodio, el potasio; también tiene ácidos úrico, láctico y cítrico, cloro, nitrógeno, colesterol, aminoácidos, proteínas y enzimas, selenio y glicoproteínas (que son agentes de lucha contra el cáncer), además de una sustancia conocida como "moco", que le dota de su cuerpo viscoso.
¿Es peligroso tragar el semen?
No es una práctica en absoluto peligrosa, siempre y cuando estemos seguros de que el hombre al que se le practica la felación no tiene Enfermedades de Transmisión Sexual, como el Virus del Papiloma Humano o el VIH. Este tipo de enfermedades no se transmiten sólo practicando sexo vaginal o anal, pues al entrar en contacto el fluido con nuestra saliva también se transmite.
Otra situación en la que pudiera ser peligroso ingerir semen es aquella en la que la pareja sea alérgica al mismo, no es algo muy común pero sí posible. Hemos de consultar a nuestro médico si al llevar a cabo cualquier tipo de acto sexual que conlleve el contacto con semen tenemos irritación, enrojecimiento, ardor y/o picor en la zona (aunque es normal que produzca picor al entrar en contacto con el ojo).
Algunas especies animales también lo hacen. Por ejemplo, el calamar ingiere parte del esperma expulsado por el macho en la eyaculación para obtener más energía en la fecundación. También hay cocineros que incluyen el semen en sus recetas, y existen libros de recetas exclusivos para realizar platos con este curioso ingrediente, así que no hay mayor muestra de lo inofensivo que resulta ingerirlo.
¿Es una práctica recomendable?
Hay expertos que defienden que es sano y muy beneficioso tragar el semen, por lo que ha de hacerse con una frecuencia de al menos dos veces por semana, y otros que dicen que no es necesario hacerlo con tanta asiduidad. No obstante, el motivo para que una persona decida tragar el semen o no, ha de ser simplemente su disposición. Cada persona vive esa experiencia de una manera, a unas les excita, a otras les parece desagradable, y a otras, simplemente, les es indiferente. Es por ello que no hay que verse forzado o forzada a culminar el acto sexual de esta manera, ni a realizar ninguna otra práctica no deseada en el sexo, porque no traerá más que consecuencias negativas a la forma de vivir el sexo.
La principal recomendación en cuanto a esta práctica de tragar el semen, al igual que con cualquier otra variedad del acto sexual, es que se ponga protección a menos que sea una pareja de la que estemos seguros que no tiene ninguna Enfermedad de Transmisión Sexual. En caso contrario, si el hombre quiere que la eyaculación tenga lugar en la boca de su pareja sexual, deberá utilizar un preservativo adecuado para el sexo oral.
Peligros y beneficios de esta práctica
Los peligros de tragar el semen son los mismos que existen al realizar el acto sexual sin protección (ya sea sexo anal, vaginal u oral hacia mujeres). Incluso el no tragar el semen, si no escupirlo tras la eyaculación, conlleva su riesgo si a la pareja a la que se le realiza la felación tiene alguna Enfermedad de Transmisión Sexual. Uno de estos riesgos es el cáncer de boca o garganta; en EEUU, por ejemplo, el sexo oral con personas que tenían el Virus del Papiloma Humano es la primera causa del padecimiento de estos tipos de cáncer.
Sin embargo, ha de reiterarse que si el hombre al que se le practica el sexo oral está perfectamente sano, no hay ningún tipo de peligro en ingerir su semen. Se han encontrado numerosos beneficios a la ingesta del semen de la pareja. Podría decirse que el esperma es un alimento muy completo, por los minerales, proteínas y vitaminas que contiene. Sin embargo, como estos pueden encontrarse en muchos de los alimentos de nuestra dieta cotidiana, tampoco se hace imprescindible adquirirlos por medio del semen.
Aun así, hay ciertos componentes que aportan a la salud beneficios más allá de los alimentarios. Hay estudios que revelan que las proteínas y enzimas que contiene el semen, como las glicoproteínas, dotan a la mujer de una mayor protección contra el cáncer de mama, como así se ha visto en muestras de mujeres que practicaban sexo oral (e ingerían el semen tras la eyaculación) una o dos veces por semana. El selenio es otro elementos que contiene y que se utiliza en la lucha contra el cáncer.
Por otro lado, el semen contiene ciertas hormonas, como la oxitocina, el cortisol, la estrona, la prolacitina, la hormona liberadora de la tirotropina y la serotonina. La mayoría de ellas intervienen a la hora de desarrollar estados anímicos positivos (podría decirse que son antidepresivas), o por ejemplo, la oxitocina disminuye el estrés al controlar la producción de cortisol, hormona que el semen también contiene, y posee funciones beneficiosas pero también es liberada en nuestro cerebro en estados de estrés.
A la oxitocina también se la conoce como la 'hormona del amor' porque es la que provoca, entre otras conductas, la excitación sexual. Es por ello que no hemos de preocuparnos por no querer tragar el semen, el sexo en sí tiene numerosos beneficios en nuestro cerebro y estado de ánimo. Cuando se realiza el acto sexual, en cualquiera de sus vertientes, se liberan en el cerebro numerosas hormonas muy beneficiosas para nuestra salud física y mental.
Falsos mitos sobre el semen
- Es tóxico e irritante. Debido a que el contacto del semen con el ojo produce irritación y picor de éste (el cual desaparece al rato), se ha pensado que se trata de una sustancia perjudicial. Pero no es cierto en absoluto, reiteramos que los elementos que contiene son perfectamente tolerados por nuestro cuerpo. Si nos salpicamos con limón en el ojo también nos irrita, pero sí podemos consumirlo perfectamente.
- El semen engorda porque tiene grasas y azúcares. Ciertamente, sí que contiene lípidos y fructosa en su composición, pero la cantidad que se consume de éstas tragando el semen es tan pequeña que no es suficiente para conseguir engordar.
- Es más beneficioso tragar el semen que no hacerlo. Cierto es que tiene propiedades de prevención contra el cáncer, pero esto no puede utilizarse como excusa por el hombre para que su pareja trague su esperma tras la eyaculación. Ha de ser una opción consensuada por ambas partes, y si la pareja no se encuentra cómoda haciéndolo no va a traer consecuencias para su salud. Además, los elementos nutritivos que contiene se dan en poca cantidad, no son suficientes para la alimentación diaria, por lo que la diferencia entre tragarlo y no es muy pequeña.
- No tragarse el semen de la pareja es símbolo de rechazo. Como todo lo que se puede hacer en el sexo, ha de ser cuestión de sentirse cómodo. Cada persona es distinta, y tendrá preferencia por unas prácticas que por otras, y siempre hay que respetarlas. La textura viscosa y el sabor del semen hacen que sea perfectamente normal no encontrarlo placentero. Hay otras muchas vías para disfrutar del sexo.