La primera vez que se practica sexo gay es, como para todo el mundo, un momento muy especial, pero que nos genera miedo y nervios. Es posible que tengamos experiencia previa con mujeres o no, pero esta situación es completamente distinta, y las dudas son muchas: ¿tengo que ser activo, pasivo, cambiamos de rol (versátil), voy a sentir dolor, voy a hacerlo bien, podré alcanzar el orgasmo, mi eyaculación será demasiado pronto...? Te ayudamos a resolver todas las preguntas que tengas de cara a hacer el amor por primera vez con un hombre, si sois los dos chicos.
La primera vez no es una situación de todo o nada, un examen, algo que tenga que salir perfecto. Es una experiencia por la que todo el mundo tiene que pasar, sea o no homosexual, y lo importante es que se disfrute, ya no tanto sexualmente como vitalmente. La persona con quien tengamos sexo por primera vez no tiene por qué ser nuestra pareja, pero sí es recomendable que sea alguien en quien confiemos y en quien generemos también esa sensación, para no pasar vergüenza ni miedo durante la relación sexual. Al fin y al cabo, si queremos que sea un momento agradable, esa persona tiene que darnos el cariño y la comprensión suficiente, y nosotros a él también.
Cómo calmar los nervios la primera vez que practico sexo gay
Lo primero que hay que hacer cuando vamos a tener nuestra primera experiencia de sexo gay es generar un entorno de tranquilidad y confianza. Recuerda que la penetración no es la relación sexual en sí, sino que ésta implica cualquier tipo de comportamiento y placer sexual. Es normal que si nunca has tenido una relación homosexual, lo que quieras es probar la penetración y, por supuesto, alcanzar el orgasmo, así que lo tendremos como meta esta primera vez. Pero para que haya penetración, necesitamos relajación.
Lo primero que debemos hacer es ir poco a poco excitándonos y provocando esta misma respuesta en el otro hombre. Dedicad un buen rato a besaros y acariciaros, notaréis enseguida el comienzo de la excitación cuando cada uno tenga una erección en su pene, momento en el cual podéis empezar a acariciarlo, y también los testículos y el perineo. Las primeras veces, por culpa de los nervios, es normal que cueste mantener la erección, por eso es importante que los dos chicos os tranquilicéis mutuamente. Podéis parar en cualquier momento y hablar de ello, o de otra cosa, para volver a probar después.
Cuando el pene se mantiene erecto, podéis aumentar el placer mediante la masturbación, cada hombre a sí mismo o al otro, o practicando sexo oral, y ya os estaréis metiendo de lleno en una situación de gran placer que puede hacer que os olvidéis de lleno de los nervios y el miedo.
La penetración, ¿activo, pasivo o versátil?
No olvidéis, antes de llegar a la penetración, y también durante el sexo oral si lo hubiera, poneros un preservativo. En el sexo, sea o no homosexual, es importante prevenir las Enfermedades de Transmisión Sexual, y éstas no se transmiten sólo con el esperma en la eyaculación, sino durante toda la relación sexual, con los diferentes fluidos. Si no estáis familiarizados con ellos, al principio cuesta un poco, pero con la práctica los condones son muy fáciles de colocar en el pene.
Durante la primera vez podéis probar a ser los dos chicos activo y pasivo, lo que sería tener una relación versátil, cambiando de postura, o cada día una cosa, sobre todo porque la primera vez que se practica sexo, uno de los dos puede eyacular rápido (algo normal y que no pasa absolutamente nada). Ser pasivo puede generar algo de miedo por el dolor, aunque no tiene por qué ser una experiencia dolorosa. Parece que el ano es demasiado pequeño para albergar un pene, pero en realidad sí que puede. Sin embargo, genera más tranquilidad si antes de probar a introducir el pene, se haga con uno o varios dedos. Siempre tenemos que emplear la ayuda de un gel lubricante, porque el ano no lubrica y sin ello puede ser algo doloroso. No obstante, el condón está lubricado, así que también puede ayudar en la penetración.
El pasivo debe intentar relajar el esfínter, y el activo introducirá su pene, lubricado, despacio y con cuidado. Es más sencillo si esto se realiza con el pasivo colocado apoyado sobre las manos y las rodillas, y ya en otras ocasiones probar otras posturas como estar boca arriba con las piernas abiertas. Si al introducir el pene un poco, el hombre en posición de pasivo se siente seguro y sin dolor, entonces su pareja puede continuar. Para tener mayor placer, puede masturbarse a la vez, y con el placer relajará aún más su cuerpo.
Al activo le puede costar, si es la primera vez, localizar la entrada del ano, pero su pareja le puede ayudar dirigiendo el pene hacia la apertura. Este debe ir siempre con cuidado y no introducir el pene más de lo que su compañero le dice, para evitar generarle dolor.
Al principio puede parecer molesto, pero lo normal es que al rato deje de ser así. Anatómicamente, tenemos dos esfínteres: el externo, que es el que podemo relajar de manera voluntaria, y el interno, que es el que se va acostumbrando, poco a poco, a la penetración. Con el paso del tiempo, se dice que este esfínter se va entrenando, es decir, cada vez le costará menos la penetración. Recuerda que, además, el punto G masculino se encuentra en la glándula prostática, unos 7 centímetros dentro del ano, así que no es una zona para sentir dolor.
También, con el tiempo, tomarás preferencia por ser pasivo, activo o versátil, eso dependerá de lo que te genere más placer, o incluso puede depender de la persona con la que practiques el sexo gay.
Cosas que no te deben dar vergüenza
El sexo anal es algo que genera mucha vergüenza en la persona que se convierte en pasiva. Ocurre en hombres que tienen sexo homosexual, pero también en mujeres, e incluso en hombres no homosexuales cuyas parejas femeninas estimulan su zona anal con los dedos o juguetes sexuales. Todos sabemos que el ano es una zona de salida de desechos, a nadie le extraña, así que a veces podemos ver que el preservativo sale manchado. No es nada nuevo y tu pareja sexual sabe que es algo natural y no se va a reír de ti, así que no tengas vergüenza. También puedes notar ganas de defecar, pero acaban desapareciendo. A todo el mundo le ha ocurrido así que tampoco te sientas humillado, si ves que no lo puedes soportar, puedes mandar a tu pareja parar en cualquier momento.
Tampoco debe sentir el hombre vergüenza o miedo a la eyaculación precoz o a perder la erección. Es la primera vez que se practica sexo gay, es normal estar nervioso y que esa tensión no te deje sentir placer o concentrarte lo suficiente. Sobre todo los chicos que han tenido pocas experiencias sexuales en su vida pueden tener dificultad en controlar el tiempo que tardan en alcanzar el orgasmo. No sólo pueden llegar a la eyaculación muy rápido, sino que los hay que tardan mucho. Cada cuerpo es distinto, y con el tiempo cada hombre aprende a tener el control sobre su placer sexual, el orgasmo, etc.