A la hora de buscar compañeros de piso hay que tener en cuenta muchos aspectos, sobre todo las referencias que traiga del piso anterior o la higiene que sea capaz de mantener en convivencia con los demás. Sin duda, esto es algo fundamental pero hay quien también se fija en el atractivo de la persona, para ver si hay una posibilidad de romance más adelante.
Aunque no tengamos intención de tener sexo con esta persona o sepamos que no hay posibilidad ninguna de que se dé esa relación pero ¿quizás se trate de un instinto primario de buscar tener sexo con ese nuevo compañero de piso? Probablemente sí. Tanto como que quizás por eso, para evitarnos futuros problemas en la convivencia, deberíamos fijarnos más en las bondades de quien no nos atrae físicamente porque podría ser el perfecto compañero de piso.
¿Atraídos por un compañero?
Cuanto más tiempo pasamos con una persona más sentimientos tenemos hacia ella. Estos pueden ser negativos, como que le cojamos mucha manía a quien no baja la tapa del váter o tarda en pagar el alquiler. Pero también pueden ser positivos, como descubrir que es generoso y se preocupa por los demás.
Esto último nos puede llevar a ensalzar prácticamente cualquier cosa que haga por la buena relación que existe. Y caer en un estado de enamoramiento que no siempre es correspondido y que puede llevar a algún que otro problema de convivencia. Dicho lo cual ninguno de los dos extremos son buenos para la convivencia y ambos, por inverosímil que nos pueda parecer, puede acabar en una sesión de sexo improvisada y más o menos placentera. Los problemas, por lo general, suelen llegar después. Aunque no siempre tiene porqué.
No resulta extraño que tras una acalorada discusión acabéis retozando en el sofá o que ocurra lo mismo tras una fiesta o varios días con una fuerte tensión sexual en el piso. En el momento seguro que os sentís bien, pero qué ocurrirá después con la convivencia. Hay que tener muy en cuenta que si tenéis relaciones luego pueden surgir los problemas.
¿Ha sido más que sexo?
El sexo a veces no es más que eso. Habéis pasado un buen rato y no se volverá a repetir. O puede repetirse de manera esporádica y cuando las dos partes quieran. Una vez se ha tenido sexo con alguien son muchas las posibilidades que se abren. Incluso puede acabar en amor. Lo importante es hablarlo. Dejar las cosas claras y que cada una de las partes sepa qué puede esperar de esa relación. De ese modo se evitan malos entendidos y conflictos en la convivencia.
¿Sexo o relación?
Lo que empieza como una relación sexual puede acabar en amor verdadero. Es habitual que de una convivencia de piso salgan historias de pareja que tienen las mismas posibilidades que cualquier otra de llegar a buen término. Todo depende de lo que las dos personas implicadas quieran. El problema es que no estén de acuerdo en hacia donde va su relación. Si uno quiere que se torne en una relación de amor y el otro quiere que solo sea sexo va a haber conflictos.
No es fácil mantener la convivencia cuando una persona desea más que la otra. Las cosas pueden llegar a ponerse realmente difícil si una de las personas implicadas en la relación sigue adelante y se involucra con otras personas y la otra no supera que se ha acabado. La aparición de terceras personas puede dificultar la convivencia porque, lo más seguro, es que todos los implicados coincidan en el piso de alquiler en algún momento.
Otros compañeros de piso
Los problemas en la convivencia derivados de una relación que no ha cuajado pueden afectar no solo a los propios implicados y sus futuras parejas, sino también al resto de inquilinos del piso, en caso de que los hubiera. La tensión entre ellos puede hacer que se creen dos equipos en la casa de alquiler y cada una de las partes intentará atraer al suyo el mayor apoyo posible. Ocurre lo mismo si se tienen amigos comunes.
¿Es hora de romper la convivencia?
La convivencia puede volverse cuesta arriba y vivirse auténticas broncas en el piso por algo tan baladí como no haber recogido unos platos o haberse olvidado de dar su parte del alquiler. Son cosas que no tendrían mayor importancia si hubiera una buena relación de compañeros de piso, pero pueden provocar que salten chispas cuando detrás están los restos de un encuentro sexual que no terminó bien.
Llegado el punto en que la convivencia se vuelve insoportable por haber tenido sexo con un compañero lo mejor es romper dicha convivencia. No hace falta que los dos renuncien al alquiler de esa casa. Lo más práctico es que lo haga uno, que sea el que dé el paso de mudarse a otra vivienda. Lo más normal, a simple vista, parece ser que sea el último que llegó a la casa. Aunque también es cierto que permanecer ahí puede ser un continuo recordatorio de lo que ocurrió. La solución más neutral es que ambos abandonen el alquiler que compartían.
Un paso más: surge el amor
En el otro lado de la situación vista anteriormente está el hecho de que esa convivencia pueda derivar en un gran amor. Al vivir con alguien, se le conocen sus fallos y defectos de un modo natural, mucho más que si se tienen citas con esa persona. También se tiende menos a idealizar la pareja, porque se la conoce antes de que lo sea.
Así, llegado el momento de iniciar una relación ambos conocerán a la otra persona y sabrán si eso puede derivar en amor o simplemente se quedará en sexo. Lo importante es que ambos sepan en todo momento en que punto se encuentra su relación y que en ningún caso haga engaños. Eso es lo que podría dar al traste con la relación, la amistad previa que pudiera haber e, incluso, la convivencia.
Pero el hecho de iniciar una relación de amor con alguien con el que vives hace que tengáis algunas cosas aseguradas. Sabes cómo es en casa, cómo se maneja con el alquiler y evitará sorpresas si el día de mañana os vais a vivir juntos. Ya sabrás cómo se comporta y qué puedes esperar de esa persona.
¿Puede funcionar esta relación?
Por supuesto que una relación de amor entre compañeros de piso puede funcionar. En gran cantidad de casos lo han hecho. Funciona, sobre todo, cuando la relación romántica se asienta sobre una amistad y confianza previa. Es la forma en que llegue a buen término. Además, ¿qué tienes que perder? ¿El alquiler? No arriesga el que no gana y en las cosas del amor lo mejor es hacer una buena apuesta. Y siempre puedes buscar nuevos compañeros de piso.