El sexo anal incluye toda aquella práctica sexual que supone la penetración, ya sea con el pene o con un juguete sexual, del ano. Se utiliza en el sexo tanto entre una pareja heterosexual como entre una homosexual.
Para llevarlo a cabo, es importante tener una buena lubricación, ya que, al no ser una zona que se lubrique por sí sola, es posible que duela al introducir el pene. En el caso de que se tenga este tipo de sexo con una mujer, su lubricación vaginal puede servir para preparar el ano, en el caso de los hombres, será necesario emplear un lubricante. Con esto lo que se previenen son las fisuras anales. Lo más importante es que sea una práctica consentida ya que, si no se tiene la suficiente relajación puede ser dolorosa para la persona que es penetrada.
Para los hombres suele ser algo que les produce bastante placer, ya que su Punto G se encuentra a la entrada del ano, en la próstata y es estimulada con el sexo anal. Además encuentran más atractiva esta penetración porque la dilatación del orificio es menor, así la fricción es mayor y las sensaciones mucho más intensas. Así que si eres mujer y no estás convencida con ello, piensa que, aparte de que él disfruta más, es posible que tú también encuentres el placer o incluso, alcances el orgasmo. Además, la persona pasiva puede ser masturbada por su pareja ya que tiene total acceso a su zona genital.
Como todo en el sexo, es importante que se tenga cuidado con la higiene y las enfermedades de transmisión sexual (ETS). Al ser una zona en la que se pueden producir heridas por la falta de lubricación, en el caso de que uno de los componentes de la pareja esté contagiado de alguna enfermedad, hay un serio riesgo de contagio. Para prevenirlo, lo ideal sería que siempre se utilizara preservativo, al menos siempre y cuando se tengan dudas sobre la otra persona.
Cómo se practica el sexo anal
Dependiendo del tipo de pareja que practique el sexo anal, se deben tener en cuenta aspectos diversos.
Pareja heterosexual
En el caso de que el sexo anal se lleve a cabo entre un hombre y la mujer, las posiciones sexuales no variarán mucho de las que se pueden llevar a cabo cuando se produce la penetración vaginal. Lo único que variará es el lugar por el que el hombre introduce el pene, por lo tanto traslada aquello que te gusta o con lo que más cómodos estéis ambos componentes de la pareja cuando hay penetración vaginal y disfruta de este otro tipo.
Una postura a tener en cuenta en el sexo anal es la de cuatro puntos. Ella debe colocarse de rodillas cerca del respaldo de la cama y apoyar sus manos en la pared. Él se coloca detrás de ella y así la penetra. Esta postura permite al hombre tener las manos libres y estimular con ellas su clítoris.
Para una mayor profundidad, sin duda deberéis utilizar la postura de la rana. La mujer debe acostarse bocabajo en la cama y abrir sus piernas. El hombre se pondrá encima de ella y sostendrá el peso de su cuerpo con sus manos. Esta postura permite una penetración profunda y un mayor control de los movimientos.
Si os gusta más estar tumbados, vuestra postura es la cuchara. Os tenéis que tumbar uno detrás de otro y así, mientras el hombre penetra a la mujer, puede con sus manos estimularle pecho y clítoris al mismo tiempo.
Pareja homosexual
Si la pareja está formada por dos hombres, necesariamente uno ha de ser el pasivo y otro el activo. Los roles no han de repetirse en todas las ocasiones igual, ya que lo más justo es que ambos disfrutéis de penetrar y de ser penetrados. La postura más clásica es la del perrito. En ella uno de la pareja se tiene que poner a cuatro patas mientras que el otro se coloca detrás, de rodillas. Esta postura facilita una penetración profunda y placentera.
Si ambos quieren disfrutar, uno siendo penetrado, y otro masturbado, la postura perfecta es la de la cuchara. En ella, los dos deberéis tumbaros de lado uno detrás del otro. El que queda colocado detrás, mientras penetra a su pareja puede ir a la vez masturbándole para que el placer sea mutuo.
Otra postura para homosexuales puede ser la X. Ésta requiere un poco más de habilidad, pero eso no quita que pueda haber placer al realizarla. Para ella, el hombre activo ha de sentarse con las piernas abiertas y echarse un poco hacia atrás. Para apoyarse puede utilizar los codos. El que va a ser penetrado tiene que sentarse sobre el pene del que está sentado y, poco a poco, ir dejando que le penetre.
En el caso de que se busque profundidad más que otra cosa, la postura perfecta sería con uno de los hombres tumbado con las piernas hacia arriba y el otro encima.
Otras prácticas
- Fisting o Fist fucking : consiste en la introducción de la mano dentro del ano, normalmente en forma de puño. Para esta práctica será necesaria una gran lubricación y dilatación, ya que si no es posible que haya heridas con los riesgos de contagio que éstas conllevan.
- Doble penetración : pueden participar tres personas, o una pareja heterosexual con un juguete sexual en forma de pene. Como el propio nombre indica, la mujer es doblemente penetrada, tanto por la vagina como por el ano.
- Andromimetofilia : esta práctica ha de ser llevada a cabo por una pareja heterosexual también. En ella, la mujer adopta el rol de hombre utilizando un pene de plástico y es ella quien le realiza sexo anal a su pareja.
Miedos y mitos sobre el sexo anal
Uno de los principales tabúes a romper es que se trata de una práctica exclusiva de una relación homosexual. Es cierto que un hombre no tiene los mismos orificios que una mujer, pero que ellos la lleven a cabo, no hace que una pareja heterosexual no disfrute de ella. Hay que tomarla como una variedad más dentro de las posibilidades que ofrece el sexo para obtener placer cuando nos acostamos con nuestra pareja, sea del sexo que sea la otra persona.
Uno de los problemas a la hora de practicar el sexo anal, sobre todo si se trata de una pareja heterosexual, es el miedo de la mujer a que la penetración pueda ser dolorosa. Está claro que no es como la vaginal y que requiere de una preparación previa, como una buena lubricación, pero eso no supone que tenga que ser dolorosa, solo hay que ponerle un poco más de atención, no forzar y, sobre todo, utilizar preservativo.
A la larga puede que, incluso, proporcione más placer a ambos miembros de la pareja que la tradicional penetración vaginal. Ir un poco más allá en el sexo aporta diversidad y calidad en las relaciones. Disfrútalo y, ante todo, protégete de los posibles riesgos que pueda haber.