Se considera sexo anal aquella práctica amatoria en la que el ano de uno de los participantes es estimulado, ya sea mediante penetración manual, fálica o realizada con algún juguete, caricias u oralmente. A pesar de que en las últimas décadas ha ido perdiendo poco a los estigmas asociados a él, el sexo anal sigue siendo uno de los mayores tabúes sexuales de nuestra sociedad. Ya sea porque se relaciona con la homosexualidad - dándole erróneamente un cariz negativo que no tiene ningún tipo de justificación racional-, con la suciedad de las deposiciones realizadas al final del proceso digestivo o por las molestias físicas que puede ocasionar si no se realiza con el cuidado y las precauciones necesarias, la idea de realizar sexo anal provoca rechazo en gran parte de la población.
Sin embargo, muchas son las parejas, cualquiera que sea su orientación sexual, que encuentran la práctica de este tipo de sexo totalmente natural y placentera, y la han incluido en su repertorio como una más. Y es que el ano es, después del clítoris, la parte del cuerpo que más terminaciones nerviosas tiene, siendo una gran fuente de placer si se le prestar la debida atención. De hecho, es completamente posible llegar a experimentar orgasmos únicamente a través del sexo anal, contrario a lo que se ha llegado a pensar en muchas ocasiones. Por eso, es importante recalcar que muchos de los prejuicios en contra del sexo anal no tienen base más allá de concepciones sociales y mitos que, debido al tabú que lo rodea, no terminan de desmentirse. Muchos de los pensamientos negativos sobre esta práctica pueden hacer que, de hecho, llegue a experimentarse dolor puramente psicosomático si algún día se decide a experimentar con ello.
Sexo anal: una práctica segura
Consentimiento
Aunque pueda parecer algo que no es necesario tratar en este artículo, el estado mental de ambos integrantes de la pareja cuando se va a realizar cualquier tipo de práctica sexual es, quizás, el punto más importante. Especialmente en el sexo anal, en el que la relajación es aún más relevante para la penetración que en cualquier otro tipo de acción sexual.
Por eso, tanto el miembro que va a realizar la penetración o estimulación anal como aquel que la reciben deben estar completamente de acuerdo en realizar la práctica de forma voluntaria. Si uno de los dos tiene reticencias, se siente incómodo o lo hace simplemente por el deseo de satisfacer al otro, se pueden producir molestias o situaciones tensas que podrían llevar, a la larga, a renunciar al sexo anal por asociarlo a sensaciones negativas.
Así, no podemos dejar de insistir en que, en el sexo, nadie debe sentirse forzado, ni física ni emocionalmente, a realizar prácticas sobre la que no se siente totalmente seguro. Cualquier tipo de sexo debe tenerse porque todas las personas involucradas sientan un deseo de hacerlo, en un contexto se seguridad y confianza.
Preparación previa
El ano, al contrario que la vagina, no se autolubrica y, ante la excitación sexual, no se relaja, si no que se contrae. Por ello, si se desea tener sexo anal placentero, es importante saber que tiene su propia fase de preparación previa que nada tiene que ver con el coito vaginal y que ha de realizarse obligatoriamente si no se quieren sufrir daños posteriores. Lo primero que hay que hacer es asegurarse de que tanto el ano como el recto se encuentran en un estado lo más limpio posible antes de realizar cualquier tipo de práctica anal. Para ello, con un poco de agua y jabón, y un enema si se quiere estar más seguro con la higiene, bastará.
Después viene la utilización de lubricante para preparar la zona que va a ser penetrada. La vaselina, al contrario de lo que se piensa comúnmente, no es una buena elección para esta práctica, puesto que tanto esta como cualquier lubricante con base oleosa pueden dañar los preservativos, produciendo roturas indeseadas. Los geles íntimos tampoco son aconsejables. Así, la mejor opción es la de lubricantes con base acuosa. Han de aplicarse tanto en el pene o dedo que va a realizar la penetración como en el ano.
Tras ello, se masajeará la zona para relajarla durante el rato que la pareja considere necesario y más tarde se penetrará suavemente y poco a poco, primero con un dedo, hasta que el ano esté completamente relajado.
Seguridad
A pesar de que la pareja sea completamente fiel y no parezca haber riesgo de transmisión de ninguna enfermedad sexual, está encarecidamente recomendado que el sexo anal no se practique sin el uso de un preservativo. La piel del ano es sumamente propensa a sufrir fisuras y pequeñas heridas que, en contacto con los fluidos propios del ejercicio sexual, como el semen, pueden llevar al contagio. Además, también se recomienda el uso de condones por higiene, ya que es habitual que, por muy bien que se haya realizado la limpieza previa, pequeños restos de materia fecal se adhieran al pene al realizar sexo anal.
Penetración
Una vez que ambos miembros de la pareja se han cerciorado de que el ano está lo suficientemente relajado para ello y se han tomado las precauciones necesarias, se puede comenzar la penetración fálica, que debe realizar con extremo cuidado y lentamente, controlando que la persona penetrada no sienta ningún tipo de molestia. Cuando el pene pueda introducirse con comodidad, se podrá empezar a realizar los movimientos típicos del coito; aunque hay que recordar una vez más que el sexo anal difiere del vaginal, y por lo tanto estos no pueden ser bruscos. La suavidad y la lentitud, sobre todo si es la primera vez que se realiza, son claves para tener una sesión de sexo anal llena de placer para ambas partes.
Aunque lo más habitual cuando se practica sexo anal es que la postura en la que se realiza efectúen la penetración desde atrás, puede resultar más cómodo para la persona recipiente estar al mando sentándose encima, ya que así controla de manera más efectiva el ritmo del coito. Es recomendable que las parejas se tomen su tiempo para experimentar qué postura les conviene más cuando practican sexo anal, en vez de dejarse llevar por lo que han visto en la industria pornográfica, en la que normalmente se centran más en los mejores ángulos de cámara antes que en la comodidad de los participantes.
Riesgos del sexo anal y cómo prevenirlos
Aunque si se hace siguiendo los pasos indicados más arriba nos aseguramos de practicar sexo anal de forma segura, toda práctica sexual conlleva un mínimo de riesgos. En este apartado, damos una lista de los más comunes y cómo hacer para que no te lleguen a ocurrir:
- Infecciones: El ano y el recto, por su función dentro del aparato digestivo, están en contacto directo con materia fecal y, tal y cómo hemos comentado antes, por muy bien que se higienice la zona, siempre puede adherirse algo al pene. Por eso, siempre se debe evitar la penetración vaginal u oral después de la anal sin limpiar antes el pene y otras áreas que hayan entrado en contacto con el ano.
- Enfermedades de transmisión sexual: Ya lo hemos dicho antes: Es muy fácil que se produzcan microlesiones en el ano como consecuencia del sexo anal y, aunque pueden no llegar a doler, sí son un factor peligroso para la transmisión de enfermedades, ya que deja la sangre expuesta a fluidos que pueden estar infectados. De esta forma, es muy importante incluso vital, en algunas ocasiones usar preservativo.
- Heridas: Sí, el sexo anal puede llegar a dar mucho placer y a resultar increíblemente intenso. Pero eso no significa que nos dejemos llevar a lo loco y a practicarlo sin ningún tipo de cuidado. Es mejor dejar la agresividad y los movimientos bruscos para otros tipos de sexo, o para cuando ya llevamos mucho tiempo practicando con el anal; puesto que el ano es una zona delicada que hay que tratar con cuidado.
Esperamos que con esta corta guía se hayan resuelto muchas de las dudas que podamos tener sobre el sexo anal y que, gracias a la información facilitada en ella, se pueda experimentar con placer este aspecto tan natural de la sexualidad.