A pesar de la fama de ser un mito para muchas mejores, ¡el punto G existe! Su existencia quedó demostrada científicamente por el doctor Grafenberg, la primera persona que empezó a estudiarlo y a escribir sobre él y de quien recibe el nombre. Para comenzar a hablar de él, vamos a hacerlo por lo básico:
¿Qué es el punto G?
El punto G corresponde a una zona situada en el interior de la vagina, aproximadamente a 3 o 4 centímetros de la entrada de esta. A través de la excitación, se detecta gracias a la mucosa, que se acumula y es más espesa en este punto. Está situado justo detrás de la uretra y puede ejercer una presión sobre esta cuando se inflama.
A día de hoy, el punto G sigue siendo tema de debate en la comunidad científica, tanto por sexólogos y ginecólogos como por otros investigadores. De hecho, algunas mujeres afirman haberlo encontrado y otras tantas no ser capaz de encontrarlo. Para estas últimas aconsejaremos las mejores formas de hacer que una mujer lo encuentre, ya sea por sí misma o con su pareja mientras mantienen relaciones sexuales.
¡Maximiza tu placer!
Para algunas de nosotras, el punto G será la clave para un placer máximo. En efecto, algunas personas aseguran que estimulando esta zona el orgasmo es casi sistemático y muy intenso. Pero esta opinión no es compartida por todas las mujeres. Para otras, el punto G es una zona erógena pero al mismo nivel que el resto de la vagina. Por lo tanto, conviene estimularla pero sin dejar de lado el resto de partes.
Para descubrir si el punto G os provoca a vosotras sensaciones particulares, la única solución es intentar encontrarlo y estimularlo a través de caricias para descubrir vuestra reacción.
¿Cómo encontrar el punto G?
Como ya hemos visto, el punto G está situado dentro de la vagina de cada mujer. Tiene una posición muy precisa, que es bastante fácil de encontrar por nosotras mismas. Para ello, la posición más recomendada es tumbarse sobre la espalda. Una vez que estés lo suficientemente excitada, basta con introducir (vosotras o vuestra pareja) un dedo en el interior de la vagina con la palma de la mano mirando hacia arriba. Ve palpando hacia arriba hasta encontrar la parte superior de este. Está situado a unos 3 o 4 centímetros de la entrada de la vagina, lo que corresponde más o menos a una falange a partir de la entrada. Si no sentís nada estimulando por la zona no os asustéis, puede que no seáis especialmente sensibles por esa zona.
Posiciones para estimular el punto G
Este puede ser estimulado con los dedos, así como mientras se mantienen relaciones sexuales, por el contacto de un pene de un vibrador, por ejemplo. En efecto, algunas posiciones sexuales son conocidas por ayudar a encontrar mejor el punto G y a estimularlo durante el proceso. Las posiciones que favorecen su estimulación son aquellas donde la mujer controla el movimiento, como la Amazona (sentada sobre el hombre tumbado) o la Andrómaca (sentados cara a cara, la mujer encima). Lo importante es estimular también el clítoris así como el interior de la vagina, con el fin de maximizar el placer de la mujer.
Juguetes sexuales centrados en el punto G
A pesar de que el sexo vaya asociado a la pareja, la forma más sencilla de descubrir nuestro propio cuerpo y encontrar nuestro placer no es a través de relaciones sexuales. Es por esto que muchos de los juguetes sexuales más comprados van enfocados a la búsqueda y estimulación de esta zona tan erógena. Muchos dildos se fabrican con la forma adecuada para estimular el punto G, así como vibradores y algunos huevos.
Si el fin de encontrar el punto G es lograr la eyaculación femenina, entonces los más recomendados son los que mezclan la estimulación del clítoris con la del punto G a través de la vibración para ambos (como podría encontrarse con el típico 'conejito'), o utilizando la vibración en el punto G y el efecto succionador en el clítoris.
¿Qué es la eyaculación femenina?
Dentro de los tabúes con los que nos encontramos las mujeres a la hora de hablar del sexo, este puede que sea el que más se ha identificado como un mito, ¡pero existe de verdad! Muchas mujeres que han llegado a ella afirman que es uno de los placeres más intensos que han vivido y que no dudan en buscarlo.
La eyaculación femenina va mucho más allá de la lubricación habitual durante el sexo, es un líquido ligeramente blanquecino que, durante el orgasmo, saldría de la vagina. El punto G está intrínsecamente relacionado con este proceso, así que el origen del líquido de la eyaculación se encuentra en las glándulas parauretrales, por lo que al contrario de lo que afirman muchos mitos, no es orina.
Debido a la posición y a la presión en la uretra anteriormente comentada, muchas mujeres confunden estar a punto de tener una eyaculación femenina con la sensación de querer hacer pis, y debido a esto paran justo antes de llegar al orgasmo. Pero, ¡que no os asuste! La eyaculación femenina es algo completamente natural y muy placentero, simplemente es algo de lo que no estamos acostumbradas a oír hablar.
Sin embargo, esta eyaculación no tendría nada en común con la masculina más allá del nombre, ya que la función de los fluidos es completamente diferente, así como su composición.
Si estáis decididas a experimentar con vuestro propio cuerpo, la mejor forma de llegar a la eyaculación femenina es, tras haber tenido un par de orgasmos clitorianos, estimular simultáneamente el punto G y el clítoris hasta lograr el orgasmo. Si aún así no sucede, puede que sea porque estáis nerviosas o en tensión, ¡seguid probando! Sin duda acabaréis por llegar a encontrarla.
Así que, queda claro que las relaciones sexuales no son algo indispensable para lograr el máximo placer femenino e incrementar la intensidad y la duración de los orgasmos. Cualquier mujer con un poco de interés y tranquilidad será capaz de encontrar su punto G y de descubrir la forma de estimulación que más se adapta sexualmente a ella para ponerlo más tarde en práctica con sus parejas.