El punto G hace referencia a una zona erógena localizada en el área genital de las mujeres donde las caricias y otros tipos de estímulos provocan sensaciones muy intensas y placenteras para las féminas. Se llama así por el ginecólogo alemán que lo descubrió, Ernst Gräfenberg. Este doctor, nacido en 1881 y fallecido en 1957, se ocupó del orgasmo femenino, y además de descubrir el punto G, diseñó el anillo que lleva su nombre y estudió la eyaculación femenina. No obstante, se podría decir que la obra de Ernst Gräfenberg quedó inacabada en ese aspecto, ya que la falta de investigaciones científicas en este sentido hacen que se mantenga viva la controversia sobre si tal punto realmente existe o no.
¿Dónde está?
La mejor manera para salir de dudas y localizar con éxito el punto G es probándolo tú misma con tu pareja. Para ello, es fundamental la buena comunicación entre vosotros y la falta de pudor a la hora de descubrir vuestros cuerpos.
El punto G es una zona muy pequeñita y rugosa que se encuentra dentro de la vagina, en la pared superior o frontal. Su tamaño oscila entre uno y dos centímetros y aumenta cuando lo estimulamos. Es probable que al principio te cueste localizarlo de forma exacta. Pero tranquila, está ahí, así que solo tienes que tener paciencia y probar hasta que lo encuentres. Tienes que tener en cuenta que será más fácil identificarlo cuando estés excitada, por lo que espera a que que los juegos preeliminares hayan dado su fruto para ponerse a buscar dentro en lo más íntimo de tu cuerpo.
Si aún así, eres incapaz, no desesperes. Prueba de nuevo usando un dildo o consolador en forma de S, diseñado específicamente para encontrar tu punto G. Además, quizás no sea lo más adecuado buscarlo con tu pareja, y a lo mejor estás más relajado haciéndolo tú sola. Busca el momento y ponte a ello. Merecerá la pena.
¿Cómo estimularlo?
La estimulación del punto G es muy sencilla dada su localización, pues se encuentra a apenas unos centímetros de la entrada de la vagina. Para estimularlo, tú o tu pareja podéis introducir un dedo en la vagina y presionar ligeramente la pared superior.
La penetración por detrás es la más adecuada para estimularlo
Para las más tímidas o las que prefieran ver la cara de su chico mientras hacen el amor, túmbate boca arriba, levanta las piernas (puedes colocarlas sobre sus hombros para estar más cómoda) y deja que sea él quien marque el ritmo.
Si sabéis estimular correctamente el punto G, rápidamente comprobarás que los orgasmos son mucho más intensos y algo más duraderos. Así que, no seas vergonzosa y prueba esta experiencia con tu pareja. No te arrepentirás.