La industria del porno en Internet nació para satisfacer la demanda de miles de hombres, y también de mujeres, que compraban dicho producto de una manera más analógica: las películas y revistas porno. Consumir pornografía es algo que desde hace varias décadas, sobre todo desde la llegada de Internet a los hogares, se considera normal e incluso ya es algo aceptado en la sociedad.
Que una gran mayoría de gente consume pornografía es algo que resulta imposible de negar. Aunque desde un principio se pueda pensar que todo este colectivo pertenece al género masculino, lo cierto es que cada vez son más mujeres las que también consumen vídeos eróticos a través de la red. Sean quienes sean, ver porno sigue siendo para muchos un tema tabú y un acto imperdonable.
Ver porno, ¿un acto condenable?
Que una persona sea consciente de que un porcentaje muy alto de la población consume porno no es algo que le suponga un problema. El conflicto puede llegar cuando esa persona, sea hombre o mujer, no tolera que nadie de su entorno, sobre todo si se trata de su pareja sentimental, lleve a cabo esta práctica.
Es bastante habitual que, cuando un hombre o una mujer se da cuenta de que su pareja pasa un rato largo viendo pornografía en internet, esta persona se preocupe. Preguntas como "¿Será que ya no le gusto?", ¿Prefiere ver porno a tener sexo conmigo?" o "¿Estará insatisfecho con el sexo que tenemos?" son bastante recurrentes en una relación sentimental en la que uno consume pornografía y al otro le molesta esta práctica.
Si tú eres una persona a la que le incomoda o le crea inseguridad que su pareja consuma páginas web eróticas o porno, no tienes por qué preocuparte ni angustiarte. Antes de reclamarle a tu novio o novia, tómate un tiempo para analizar la situación y entender por qué le puede gustar la pornografía y la masturbación a tu pareja.
¿Por qué te preocupa?
La causa de que un hombre o una mujer se moleste porque su pareja vea porno suele ser porque esta se excita viendo a otras personas, porque lo ve a escondidas suya o porque no comparte con ella sus deseos dentro del sexo. Además, considerar el consumo de porno como algo moralmente incorrecto es también otra de las causas de muchas discusiones entre parejas.
La cultura occidental es oficialmente monógama y uno de sus principios consiste en mantener exclusivamente relaciones sexuales con la pareja de uno. De todas formas, es inevitable y natural que una persona sienta una atracción sexual por otra mujer u hombre que no sea su pareja. Aunque se haya aceptado la monogamia como estilo de vida, esto no quiere decir que alguien no pueda admirar la belleza sexual de otra e incluso excitarse con ella.
Analiza la situación
Si dos personas tienen una vida sexual saludable en la que ambos están satisfechos, es algo normal y totalmente comprensible que una de ellas quiera mantener, de vez en cuando, momentos sexuales consigo mismo y entregarse a la masturbación. No obstante, si las relaciones sexuales que ambos comparten resultan insatisfactorias y la masturbación con pornografía es una sustitución de estas, entonces el problema es de los dos y de la propia relación.
Si la salud sexual es algo que no preocupa, puede que el problema sean los prejuicios, bien porque quien consume pornografía tiene miedo de lo que pueda opinar su pareja o bien porque esta considera reprochable la masturbación y que su novio o novia vea porno. En el caso de los hombres, se cree que estos son más visuales en el sexo y precisamente por eso gozan viendo pornografía sin el miedo de que esta reemplace su relación sexual con su pareja.
Otro aspecto a tener en cuenta y que se debe de tener en cuenta es considerar si el consumo de porno puede llegar a resultar un problema. Cuando esta práctica se convierte en hábito y realmente se produce una sustitución o un aminoramiento del desempeño sexual por parte de quien consume porno, entonces ya sí es un caso preocupante. Sobra decir que también resultará alarmante si el consumo de pornografía toca unos terrenos totalmente condenables como la pedofilia.
¿Qué puedo hacer?
Sea cual sea el motivo por el que a ti te molesta que tu pareja vea porno, lo ideal dentro de la pareja es que lo habléis. Los tabúes en el sexo y convertirlo en algo de lo que avergonzarse no hace ningún bien dentro del ámbito sentimental. Cuando surge un problema o un malestar, la necesidad de comunicarse dentro de la pareja es algo vital e indispensable para que esta funcione bien.
Es importante compartir con tu novio o novia lo que te gusta y lo que no, aunque sea algo de lo que cueste hablar. El descubrir que tu pareja consume películas pornográficas no debe ser más que un pequeño detalle que, si bien no ignoras y te molesta, sirva para sincerarte y hablar con ella sobre la vida sexual que ambos tenéis. Puede que tu pareja realmente solo vea porno para calmar algunos deseos sexuales que no se atreve a contarte por vergüenza, cosa que no significaría para nada que no te quisiera. El amor y el placer son cosas que en una relación van unidas pero que no tienen nada que ver una con la otra.
Plantéale a tu pareja todo este tema, hablad de qué consideráis correcto o no y exponed qué cosas os molestan. Si llegáis a un acuerdo y surge la oportunidad, plantearos el tema y hablar abiertamente sobre vuestros gustos y preferencias sexuales. Si eres tú quien se molesta porque tu pareja vea porno, incluso haz el esfuerzo e intenta ver pornografía con ella como inspiración para vuestros encuentros sexuales.
Es vital para la salud de una pareja y más si una de las partes ve porno, que no se considere la pornografía como algo malo ya que simplemente y en muchas ocasiones su consumo sirve para una exploración personal de uno mismo o incluso puede llegar a ser la clave para una nueva y satisfactoria experiencia sexual entre ambos.