A la hora de tener relaciones sexuales por primera vez, cada persona tiene sus propios temores. El hombre tiene más miedo a no poder conseguir una erección, o a eyacular demasiado pronto. En cambio, la mujer tiende a pensar que la primera vez implica dolor y sangrar, y eso puede generar muchos nervios. Sin embargo, no debemos ver el sexo como una situación desagradable por la que hay que pasar para empezar a disfrutar de él. Son los mismos nervios los que nos pueden hacer tener sensaciones incómodas, como el citado dolor, pero en verdad, la vagina está preparada para la penetración, simplemente la mujer tiene que estar relajada y tranquila.
Si vas a hacer el amor por primera vez con una mujer, sigue estos consejos para que todo salga bien y ambos disfrutéis del sexo. El respeto, la confianza, el ir poco a poco, sin prisa, ni nervios, es la clave para que la primera vez sea tan placentera como las demás. Lo que sí es cierto es que las relaciones sexuales implican un aprendizaje constante en el que descubrir nuevas formas de obtener placer, llegar con más facilidad al orgasmo, incluso descubrir el famoso punto G . Pero, ante todo, sabed que las primeras veces no serán tan fluidas como las siguientes. No podemos pretender que desde el primer minuto, el sexo sea como lo hemos visto en la televisión. Pero eso no quiere decir que no disfrutemos con nuestra pareja.
Cuidando la pasión desde el principio
Si no estamos muy experimentados en las relaciones sexuales, es normal que nada más empezar queramos llegar a la penetración, al fin y al cabo, es lo que hacen en la televisión y es de lo que siempre se habla cuando se tratan temas de sexo. Sin embargo, todo lo que hay antes, lo que llaman preliminares, ya es parte de hacer el amor , y es imprescindible para conseguir la excitación y relajación necesarias. Con ellos, nuestro cuerpo en general, y en la mujer, la vagina en particular, empieza a prepararse para hacer el amor: la penetración, la masturbación y el orgasmo, ¡no los infravalores! Por hacer un símil, no son el "prólogo", son parte de la historia.
Sobre todo la primera vez que se intenta hacer el amor, es importante dedicar tiempo a los preliminares. Los besos, las caricias, el explorar y tocar el cuerpo de la otra persona, el ir poco a poco quitándose la ropa, etc., ayuda a sentirse más cómodo, tanto al hombre como a la mujer. Comienza acariciándole desde la cara, el cuello, hasta los pechos, y hazlo con suavidad. Masajéalos con cuidado, y pregúntale si le gusta y si se siente cómoda. Si es así, puedes acariciarle los pezones, una zona de gran placer en la mujer (y también en el hombre, no lo olvidemos). También puedes usar tu boca para estimular esta zona.
Antes de la penetración, estimula el clítoris
El clítoris no es tan "difícil" de encontrar. Simplemente, lleva tus dedos hacia el inicio de su vagina, la vulva, y súbelo entre los labios mayores hasta llegar al punto donde se unen: ese es el clítoris. Si ves que la zona de la vagina está lubricada, es un buen momento para comenzar a masturbar a la mujer masajeando, muy suavemente, el clítoris. Recuerda que es una zona muy sensible, y si el contacto es muy brusco o fuerte, causa el efecto contrario al placer . Si aún no está lubricada, igual la mujer necesita más estimulación para excitarse, algo común debido a los nervios, así que continúa manteniendo el contacto con otras partes del cuerpo: besándola, acariciando su cuerpo o estimulando sus pechos. Es algo que puedes hacer mientras acaricias sus genitales, porque multiplica el placer.
Si la lubricación lo permite, antes de llegar a la penetración, ¿qué tal ir probando a introducir tus dedos ? Primero uno, luego dos, y si quieres, tres. Las paredes de la vagina son elásticas y lo permitirán, y esto dará más confianza a la mujer de cara a disminuir su miedo y dejar que lo próximo que "entre" sea el pene de su compañero.
La penetración
Es posible que la mujer tenga bastante miedo al dolor de la penetración. Por eso, hay que hacerlo con mucho cuidado y sólo si ella dice que está preparada y quiere hacerlo. Es posible que la primera vez le cause rechazo por el miedo y no llegués a la penetración. No pasa nada, podéis conseguir el orgasmo mediante la masturbación o sexo oral y seguirá siendo sexo. En caso de querer llegar a practicar el coito, hay dos maneras de hacerlo: colocándose la mujer encima o debajo. Podéis probar de las dos maneras. Eso sí: ¡siempre con preservativo!
Si la mujer está debajo, es recomendable que ella lleve el pene hacia su vagina con la mano y busque la entrada a la vagina. Ahí el hombre puede introducirlo sólo un poco y ver cómo se siente ella. Aunque es una posición en la que es él quien tiene que moverse para que el pene entre en la vagina, siempre debe hacerse al ritmo que ella pida. Al fin y al cabo, es quien puede sentir dolor.
Si ella se coloca encima, le será más sencillo introducir el pene, porque ella decide hasta dónde se penetra y si hacerlo más despacio o no. Sin embargo, esta postura causa también un poco de reparo en algunas mujeres porque su falta de experiencia hace que les cueste saber llevar, como quien dice, "la voz cantante". A ellos también les puede pasar con la postura clásica, la del misionero, pero clásicamente se ha dado a entender que él dirige las relaciones sexuales, pero eso no tiene que ser así.
Ante todo, tened en cuenta que es posible que la chica no alcance el orgasmo la primera vez, porque necesitará tener un nivel de excitación muy alto, que sólo se consigue estando tranquila y relajada. También, con el tiempo, aprenderá a llegar de manera más fácil a este punto.
El punto G femenino
El punto G es una zona del cuerpo que al estimularla, se alcanza el orgasmo con mayor facilidad. Hay quien cree que es un mito, gente que lo encuentra y gente que no, pero al final es cuestión de buscar y probar, y podría estar relacionado con el clítoris (que se extiende por dentro más allá de lo que vemos a simple vista en la vulva), por eso causa gran placer. Se encuentra en la pared frontal de la vagina, es decir, la parte interior de lo que sería el monte de venus, y a unos 3-5 centímetros, la distancia de medio dedo índice o un poco más, desde la entrada.
Si queréis probar a ver si encontráis el punto G, podéis, porque al final no deja de ser una manera de conocerse mutuamente y experimentar con total tranquilidad y complicidad.