El feederismo es una parafilia sexual que consiste en ganar o ayudar a otros a ganar grasa corporal a través de la ingesta descontrolada de inmensas cantidades de alimentos. En esta parafilia, cuyo nombre proviene del verbo inglés feed (alimentar), los genitales pasan a un segundo plano. Lo que importa es alimentar, comer y engordar. Y la relación de sumisión entre, habitualmente, un hombre que alimenta y una mujer que es alimentada.
Existen diferentes niveles de feederismo y no todos se llevan a cabo de la misma manera. Pero hay casos donde los órganos sexuales pasan a ser algo casi prescindible para dar todo el protagonismo a los alimentos y al placer de alimentar al sujeto paciente.
¿Cómo funciona el feederismo?
Así, existen dos roles principales : el de la persona que alimenta, feeder, que tiene el control sobre la persona alimentada, feedee. Aunque también existen casos donde se da al contrario. Generalmente es el varón el que engorda a la mujer. La gratificación al tomar los alimentos y la transformación del cuerpo se vuelve una meta e, incluso, es un estímulo sexual que lleva a la excitación, ya que el atractivo físico está en las tallas grandes lo que resulta gratificante para la pareja, hasta el punto en el cual la parte alimentada se vuelva inmóvil.
El feederismo entra en la categoría de parafilia porque uno de los miembros somete al otro a comer sin parar para aumentar la excitación sexual cada vez que la báscula marca un aumento de masa corporal. Esta práctica es un alegato por las curvas que, en muchas ocasiones, se argumenta en los canones de belleza antiguos que alaban la gordura. En la historia de arte podemos encontrar muchos ejemplos como 'Las tres gracias' de Rubens o los múltiples retratos de Fernando Botero.
Riesgos de practicar el feederismo
Esta parafilia sexual conlleva riesgos muy peligrosos para la salud. El problema no es sentir atracción hacía las personas obesas, sino que cuando se convierte en un juego sexual muchas personas olvidan que se están ingiriendo alimentos por encima de sus necesidades y esto siempre es negativo, pudiendo provocar diabetes o diferentes enfermedades cardiovasculares. También pueden darse diferentes problemas psicológicos como dependencia emocional, desarrollo de hábitos destructivos, relaciones tóxicas y baja autoestima.
En la mayoría de los casos se realiza a niveles extremos alcanzando la persona alimentada los 300 o 400 kilos, teniendo que pasarse las 24 horas tumbada en la cama sin poder valerse por si misma. En Internet, podemos encontrar miles de páginas web o blogs que hacen apología de la sobrealimentación.
"Los días de justificar nuestra gordura, los días de mentiras alegando un misterioso trastorno genético o metabólico han terminado. Ahora admitimos y abrazamos libremente lo que los enemigos de los gordos llaman glotonería. Nosotros, hermanos de la gordura, ya no hacemos apología de nuestro peso ni de nuestra glotonería codiciosa. Estamos gordos porque comemos enormes cantidades de comida y nos encanta. Si no te gusta, acostúmbrate porque la gente gorda ahora somos abrumadora mayoría". Esta es la carta de presentación del blog Bigger Fatter, un espacio en la red dedicado a esta filia. Como este, existen muchas otras de bitácoras.
También popular entre hombres gay
Este fetiche es particularmente popular entre los hombres gay. "En realidad no sé por qué es así, a excepción de que puede que sea por la lucha que tienen los hombres homosexuales con su imagen y lo preocupados que están por sus cuerpos", dice la doctora Skyler a PLAYBOY. " En vez de complacer la imagen de delgadez, optan por lo contrario y aceptan su cuerpo con sobrepeso e incluso desean la obesidad. Puede ser más fácil ganar peso que perderlo, por lo que puede haber una sensación de libertad de no tener que ser como la cultura mayoritaria lo exige".