La dacrifilia, también llamada dacrilagnia, es una parafilia sexual que consiste en la excitación al ver las lágrimas de otra persona. Son muchas las parafilias que pueden afectar al ser humano y, muchas de ellas, son bastante extrañas, esta es una de ellas y se puede llegar a considerar una forma de sadomasoquismo al querer provocar el llanto en la persona con la que estás manteniendo relaciones.
Este tipo de parafilia sexual se basa no solo en la excitación sexual como consecuencia de las lágrimas de la pareja, sino que la persona se excita viendo a su compañero o compañera sexual humillado o con dolor, algo bastante peculiar. Generalmente este tipo de práctica sexual suele estar relacionado con los hombres, pero también hay casos en los que es la mujer la que siente este tipo de excitación sexual.
Cómo llegan al placer estas personas
La obtención del placer por parte de las personas que padecen dacrifilia o dacrilagnia es de lo más curiosa. Necesitan ver llorar a su pareja sexual para conseguir llegar al orgasmo y sentir placer. En el caso de que la otra persona no sea capaz de llorar o hacer brotar algunas lágrimas, será la pareja la que se encargará de provocárselas, porque sino nunca será capaz de sentir un placer sexual pleno con la otra persona.
Esto está relacionado con el sadomasoquismo, ya que excita el hecho de ver a la otra persona humillada o sintiendo dolor. Esto también ocurre con otras parafilias, pero para sentir el placer sexual por completo es necesario ver las lágrimas y sentirlas para que se pueda llegar al orgasmo.
Dacrifilia pasiva
Hay diferentes formas de dacrifilia. Una de ellas es la ya explicada en la que la pareja disfruta y obtiene placer sexual viendo el llanto de su pareja mientras practican relaciones sexuales. Pero esta no es la única forma en la que se puede llevar a cabo dicha parafilia sexual. Existe la llamada dacrifilia pasiva. Este término consiste en la existencia de una tercera persona que observa el acto sexual y disfruta viendo el llanto del sumiso sin tener la necesidad de ser él mismo quien esté haciendo llorar a la persona.
Está todo íntimamente relacionado con el tema de la sumisión, ya que tanto en la dacrifilia normal como en la pasiva tiene que haber una persona que provoca dolor o frustración para que el sumiso sea capaz de llorar y producirle así excitación sexual a su dominante, la persona que siente deseos por su pareja al ver su llanto. Está claro que para poder llevar a cabo esta práctica ambas partes tienen que estar de acuerdo con lo que están realizando, porque para llorar puede ser necesario ocasionar algún tipo de dolor.
No es la única parafilia que existe
Las parafilias están muy de moda en la actualidad y hay de todos los tipos. La dacrifilia es una de las más extrañas pero lo cierto es que son muchas las que se practican hoy en día pero que mucha gente no reconoce. Existe por ejemplo la acrofilia, en la que solo se tiene excitación por las personas altas. La amokoscisia podría estar relacionada con la dacrifilia, ya que consiste en la excitación al castigar a la pareja sexual. El tema de las parafilias suele siempre tener una estrecha relación con el sadomasoquismo, el dominante y el sumiso, porque estas personas sienten deseo sexual por algún aspecto relacionado con provocar dolor y las consecuencias de ese dolor.
La ipsofilia consiste en la excitación con uno mismo y esta sería una de las pocas en las que no se ve implicada la otra persona ni el dolor que se le pueda ocasionar a la misma. Otra de las parafilias más curiosas es la misofilia, que consiste en la excitación producida por la ropa sucia pero vuelve a establecer distancias con las parafilias en las que lo que ocasiona placer sexual es el dolor, humillación o sufrimiento de la otra persona.
Conocida por 'Kiki, el amor se hace'
Las parafilias sexuales son bastante desconocidas para las personas en general y algunas de ellas pueden llegar a ser incluso un tema tabú porque a las personas les da vergüenza reconocer que les excitan determinado tipo de prácticas sexuales. Sin embargo, con la película 'Kiki, el amor se hace' dirigida por Paco León, se han dado a conocer numerosas parafilias sexuales e incluso han llegado a ponerlas de moda.
La dacrifilia es una de las que más acapararon la atención en el film, sobre todo por la magnífica interpretación de Candela Peña, que en este caso era la que tenía dicha parafilia. En la película se podía ver claramente cómo sentía atracción sexual por su marido cuando éste lloraba por cualquier acontecimiento. Nunca llegó a provocarle dolor pero sí que lo hizo desde el punto de vista emocional y en el momento en el que afloraban las lágrimas ella no podía frenar el impulso sexual que sentía al verle. Sin lugar a dudas se trata de una parafilia sexual de lo más particular y que se tiene o no se tiene, no se puede desarrollar de repente.