¿Has escuchado alguna vez la palabra "dendrofilia"? Esta parafilía describe la atracción sexual hacia los árboles, vegetales y las plantas, llegando usarse los mismos como objeto sexuales para obtener placer. El dendrofílico supera el puro interés ecológico, pues suele sentirse atraído por detalles de los árboles que recuerdan a atributos sexuales, como protuberancias o agujeros. Hay testimonios de dendrofílicos que explican que su interés por las plantas comenzó tras haber tenido una intensa experiencia sexual en un jardín, bosque o en un invernadero.
Según la Enciclopedia de Prácticas Sexuales Inusuales, los árboles eran símbolos de fertilidad y los hombres eyaculaban en ellos en los días "santos". El término comenzó a ser visto en los diccionarios psicológicos desde 1999. Por supuesto, los hombres que tienen "sexo con árboles" abren huecos dentro del mismo para proceder a su acto sexual o aprovechan huecos en la corteza.
¿Referencias dendrofílicas en películas? Bien, en la película '40 días y 40 noches', protagonizada por Josh Hartnett, el tipo utilizaba unas flores para excitar a su novia hasta el orgasmo, ya que estaba en un periodo de cuarentena. De esta forma, ella llega a obtener placer sin tener que recurrir a la penetración en el sexo.
Por otro lado, en la película 'Cuentos inmorales', de Valerian Borowczyk (que está basada en cuatro relatos del escritor Pieyre de Madiargues), abundan gestos eróticos, rituales de éxtasis sexual y religioso. De hecho, hay una escena sublime de masturbación femenina con un ejemplar de pepino digno de concurso de hortalizas.
Sexo con vegetales, ¿es un problema?
Sin embargo, no confundamos los juegos con pétalos, por ejemplo, con una parafilia. Hay un gran debate en torno a la dendrofilia, ya que hay quienes consideran que es una perversión al nivel de la zoofilia, pues estamos tratando de seres vivos por igual. Otros, sin embargo, consideran que hay que aceptar esta práctica sexual como algo normal, ya que no se hace daño a nadie al practicarla ni se hace ningún mal, a menos que te cargues el pepino que tu madre iba a utilizar para la ensalada sólo por tener un poco de placer.
Para determinar si una parafilia es un problema o no, deberíamos preguntarnos si es reincidente, si se realizan actuaciones concretas movidas por esta parafilia, también hay que determinar la intensidad con la que se necesitan las fantasías sexuales (con vegetales en este caso) para excitarse y obtener placer y sobretodo, qué deterioro social se ha dado por motivo de esta parafilia.
Como prima hermana de la dendrofilia, encontramos la herbofilia. Esta es la excitación causada por las plantas, los vegetales, las verduras, las frutas, la luz, el agua, la tierra abonada, o incluso la excitación por recibir la luz del sol.
Por otra parte, esto no es para nada nuevo. G.D.Olmo publicó hace unos años un artículo llamado "El estramonio y los orgasmos de las brujas" en el diario ABC, que versaba sobre la utilización de plantas en la masturbación de las consideradas "brujas": « El vulgo cree, y las brujas confiesan, que en ciertos días y noches untan un palo y lo montan para llegar a un lugar determinado, o bien se untan ellas mismas bajo los brazos, y en otros lugares donde crece vello, y a veces llevan amuletos entre el cabello ».
El estramonio con el que se masturbaban las brujas les producía alucinaciones y les hacía "volar". También recurrían a la belladona y a la mandrágora para llegar al orgasmo. Esto no es dendrofilia, por supuesto, a menos que las pobres mujeres sólo llegasen al orgasmo de esta manera.
Hay pocos casos de dendrofilia documentados, pero hay uno que dio la vuelta al mundo. En 2015, la revista Cosmopolitan publicó un artículo en el que contaba la historia de Emma McCabe, una mujer que afirmaba que quería casarse con un árbol porque le había dado "el mejor sexo de su vida". Emma había bautizado a su árbol con el nombre de Tim. Por supuesto, la historia no terminó en el altar y se quedó nada más en un extraño affaire.