Desde que las personas empezamos a informarnos sobre el sexo y la penetración, comúnmente en la edad adolescente, comenzamos a leer o escuchar ciertas ideas sobre cómo será esa primera vez, y no suelen ser muy alentadoras. Dolor, sangrado, vergüenza, nervios, problemas de erección o eyaculación... Todo esto puede hacernos tener cierto temor hacia el sexo, y provocar dudas sobre si seremos capaces de afrontar esos supuestos obstáculos para poder disfrutar posteriormente de las relaciones sexuales de manera plena.
Aquí encontrarás algunos consejos sobre cómo superar el miedo a la penetración cuando se produce por falta de información o simple prejuicio ante el sexo. Es una cuestión que puede dañar mucho a la pareja, pues aunque la otra parte tenga una empatía y paciencia muy grandes, también acaba afectando a su autoestima. Una persona es capaz, si tiene las herramientas adecuadas, de salir de esa situación de temor, pero si no ve progresos será necesario que acuda a un psicólogo sexólogo para que le ayude en este trance.
Causas del miedo a la penetración
Como adelantábamos al principio, el miedo a la penetración puede ocurrir por razones muy variadas, pero suele recaer siempre en los temores que cada persona puede tener en torno a esto. No hay duda de que con paciencia y fuerza de voluntad todo se puede superar pero hay que querer conseguirlo para poder disfrutar del sexo plenamente.
Informaciones erróneas sobre lo que puede pasar
Uno de los miedos que se pueden tener es a causa de la información que recibamos sobre las relaciones sexuales antes de descubrirlas por nosotros mismos. Si lo que conocemos es que va a ser doloroso para la chica, que ésta puede sangrar, etc, es normal que haya cierto temor. Pero este puede ser más normal, que nos hace estar nerviosos en esa primera vez que se intenta una penetración vaginal, o puede incapacitar totalmente a la chica para ser penetrada.
Sexo anal
Lo mismo ocurre al practicar sexo anal. Muchas chicas practican el sexo vaginal con total normalidad, pero no se atreven con el anal , y en las parejas homosexuales masculinas puede ser también un factor que impida la penetración, pues la comparación del tamaño del pene y el del orificio anal pueden asustar. La gente que ya ha mantenido relaciones sexuales en alguna ocasión pero un día tiene un episodio doloroso, también puede desarrollar este miedo.
Educación restrictiva
Otra causa que puede producir una aversión de este tipo hacia el sexo es el haber tenido una educación muy restrictiva en este sentido, es decir, que se nos haya enseñado que el sexo es algo negativo, sucio, incómodo, desagradable, etc. Por último, tenemos los casos en los que se ha sufrido un episodio traumático, como un abuso sexual, que provoca un sinfín de problemas para mantener una vida normal a diferentes niveles. Se trata de situaciones muy delicadas que sólo un especialista en psicología y sexología puede ayudar a superar.
Las consecuencias del miedo a la penetración
El temor a la penetración no sólo es un estado que nos afecte a nivel psicológico, como ocurre en muchas ocasiones, lo que nos sucede a este nivel más emocional repercute en nuestro cuerpo. En este caso, concretamente, el miedo a introducir el pene en la vagina suele ocasionar trastornos de vaginismo.
El vaginismo es la contracción involuntaria (refleja) de los músculos de la zona inferior de la vagina, es decir, la zona más exterior. Esto hace que la vagina tienda a cerrarse y mantenerse rígida e impide que haya penetración, y si la hay, es dolorosa. Se trata de un mecanismo muy normal y que es el que ocasiona dolor cuando se pierde la virginidad. Pero la vagina es muy flexible y adaptable, y esta contracción es debida al miedo.
Cómo superar el problema del miedo a la penetración
Lo primero que tenemos que saber para poder afrontar el miedo a la penetración es que es una cuestión psicológica y emocional de la que podemos salir perfectamente. Lo que tenemos que hacer es esforzarnos y confiar en nosotros mismos, ir siendo conscientes de los pequeños avances y tolerar los fracasos. Vamos a poner como ejemplo el caso de superar el miedo a la penetración vaginal, porque la anal será parecida.
- El primer paso es hacer una serie de ejercicios individuales en un momento en el que estemos relajados y tranquilos.
- Cuando estés sentada y con las piernas abiertas, busca el orificio de entrada de la vagina e introduce poco a poco un dedo, hasta donde te sientas más segura, y si fuera necesario, puedes utilizar un lubricante para que sea más fácil.
- Cuando lo tienes por la mitad, déjalo quieto unos minutos, y respira cogiendo aire por la nariz y echándolo por la boca, suavemente para relajarte. Si te encuentras cómoda así, comienza a mover el dedo lentamente, siguiendo con la respiración, en movimientos circulares.
- Después puedes seguir hasta introducir el dedo completamente, y vuelves a dejarlo unos minutos, esta vez cinco, a la vez que sigues respirando y relajándote, y después vuelves a moverlo de la misma manera que dijimos antes. Si aún no te sientes cómoda, puedes volver a empezar y hacerlo de nuevo las veces que quieras.
¿Te sientes segura así? Pues estás avanzando muchísimo, así que puedes estar orgullosa porque acabarás consiguiéndolo del todo. El siguiente paso es hacer lo mismo con dos dedos a la vez, y cuando superes esto, con tres y posteriormente con cuatro, para ir aumentando el tamaño. Vete poco a poco, esto no se hace en una tarde. Hay mujeres que con este ejercicios no tienen ningún problema desde el principio, y otras sí, así que cada una se adaptará a su ritmo.
Ponlo en práctica con tu pareja
El siguiente gran paso es hacer lo mismo con tu pareja. Primero él irá introduciendo sus dedos, primero uno, luego dos, etc., pero tú llevarás el control de los mismos, introduciéndolo hasta el punto que tú quieras y con la velocidad que tú quieras. También moverás sus dedos y seguirás respirando. Cuando estés segura así, llegó el momento de intentarlo con el pene. Aunque te parezca que su tamaño es mayor, recuerda los dedos que fuiste capaz de introducirle a la vez, que también tienen un ancho grande.
La condición es que tú controlarás el pene, tal y como hiciste con los dedos. Lo introducirás muy poco a poco, y puedes utilizar un lubricante para facilitar la tarea. Al principio introduce sólo el extremo y sigues haciendo estos ejercicios. Paso a paso podrás ir repitiéndolo todo pero introduciendo más el pene. Esto lo puedes hacer estando tú colocada encima de tu pareja o debajo, pero siempre has de ser tú la que lleve el ritmo, y tu pareja se tendrá que mantener en un papel totalmente pasivo.
Como ves, la vagina se adapta muy bien a cualquier tipo de tamaño, así que no importa cómo sea el del pene de tu pareja. La profundidad la eliges tú, y no importa los días o semanas que tardes en introducirlo completamente, además, descubrirás que si mantienes una relación sexual con penetración en la que no se introduce el pene completamente en la vagina, también se siente placer, por lo que no os agobiéis ni aceleréis.
Con el sexo anal, haríamos lo mismo que en el vaginal, pero necesitaríamos de manera obligatoria el uso de un lubricante. Los ejercicios también se irán haciendo lentamente y con paciencia. La clave para superar el miedo es que haya confianza y paciencia por parte de ambos miembros de la pareja. Además, la otra parte agradecerá este esfuerzo y también sabrá disfrutar de ello, recordad que la penetración es sólo una modalidad de sexo, hay muchas otras igual o más placenteras y podéis practicarlas sin problemas mientras vais superando esta cuestión. También será de gran ayuda el intentar la penetración después de haber estado un rato excitándoos con los preliminares, pues os ayudará a relajaros y, en el caso de la vagina, a que esta se expanda y lubrique mejor.