Muchas parejas gozan de una vida sexual plena y satisfactoria porque saben perfectamente en todo momento qué es lo que más les gusta y cómo llevar a cabo estas fantasías de la forma más plancentera. No obstante, en no todas las relaciones existe la misma confianza, bien porque todavía se está empezando el noviazgo o porque una o ambas partes son muy vergonzosos.
La comunicación es un aspecto muy importante de la pareja y la ausencia de ella es una de las causas de frustración dentro de una relación, y más si se trata del terreno sexual. A la hora de tener sexo, los gustos de cada persona son muy dispares y resulta muy difícil concretar a nivel global qué cosas suelen gustar más en la cama.
Sea como sea, sí hay una serie de prácticas que, generalmente, suelen responder a los deseos de la mayoría de la población mundial. En Bekia desvelamos qué cinco fantasías son con las que los hombres sueñan más y qué puede hacer este para revelárselo a su pareja y que esta entienda las necesidades de él:
Ver masturbarse a su pareja
Muchísimos hombres tienen la fantasía de ver sus respectivas parejas tocarse a sí mismas. Por norma general, cualquier varón responde muy bien a los estímulos visuales y nada hará que se excite más que ver a su pareja masturbarse. En caso de que esto pase, el hombre también agradecerá que su pareja lo haga mirándole a los ojos y siendo muy expresivo/a.
Pedir esta práctica puede resultar raro o incómodo pero nada más lejos de la realidad. El sexo está para disfrutar y en este terreno todo vale siempre y cuando sea consentido. Pedirlo directamente no debería de ser un problema pero si tanto tu pareja como tú sois personas bastante vergonzosas, podéis aprovechar la hora de la verdad para entrar en situación.
Si optas por pedir este tipo de fantasías directamente y en frío a tu pareja, asegúrate de no soltárselo de golpe y tantea un poco el terreno: si tratas el tema con delicadeza, la respuesta no tendría por qué ser negativa. Otra posibilidad a la hora de pedirlo sería que lo hicieses estando en faena pues la excitación del momento ayudará a desinhibirse más y que se piensen menos las cosas.
Sexo anal
Aunque no es lo más que en una relación homosexual también se pueda dar, en las relaciones heterosexuales el sexo anal suele ser un tema evitado. Existiendo la penetración "normal", muchas mujeres obvian o rechazan cualquier intento por probar dicha práctica por miedo a que sea algo bastante dolorosa o por puro pudor.
Muchos hombres fantasean con esto, en mayor medida, porque es algo que se sale de la norma y porque supondría una experiencia nueva para sentir. Tanto tú como tu pareja debéis tener en cuenta que no hay nada malo en practicar sexo anal siempre y cuando se lleven a cabo una serie de precauciones.
Pedir esta práctica no debe de ser un problema siempre y cuando se haga con tacto y entendiendo a la otra persona. Investigad y plantearos las diferentes posibilidades. Con el uso de lubricantes y con mucho cuidado y paciencia, la penetración anal puede llegar a resultar una experiencia llena de placer y no hacer nada de daño. ¡La paciencia es la clave del éxito!
Hacer un trío
Quizá un trío sea una de las fantasías más recurrentes que a un hombre le pueda apetecer. Convencer para llevarlo a cabo no siempre será fácil pero, como todo, una buena comunicación y el saber cómo llevar el tema, ayudará mucho. Compartir cama con tu pareja y otra persona, sea desconocida o no, es algo con lo que muchos sueñan.
Sin embargo, no todas las parejas están dispuestas a pasar por ahí. Los celos, los complejos o las inseguridades dificultan que una persona acceda a compartir, aunque sea en el terreno sexual, a quien ama. Aún así, si las tres razones de antes son las causas de la negativa de su pareja, lo recomendable es hablarlo y hacerle ver a la otra persona que no hay motivos para no poder disfrutar de una experiencia sexual así. Déjale claro a tu pareja que el sexo y el amor son cosas totalmente diferentes y que, pase lo que pase, a quien querrás es a ella y no a otra persona con quien compartáis esporádicamente alguna experiencia.
Hacerlo en un sitio público
El miedo a ser descubiertos puede llegar a excitar y dar mucho placer a una gran mayoría de gente. Los sitios públicos no suelen ser el escenario más idóneo para mantener relaciones sexuales pero, de vez en cuando, suelen dar una cierta chispa a la relación. Baños públicos, parques o un portal de un edificio suelen ser los emplazamientos que más propician un encuentro sexual.
Si sueñas con vivir una experiencia de este tipo pero a tu pareja no le hace mucha gracia la idea, recuerda, planteárselo tranquilamente y no forzar las cosas será lo que te ayude. Además, siempre se puede recurrir a la opción de intentar convencer a tu pareja en el momento en el que estéis fuera de casa. Un intenso pero pequeño roce, unas miradas furtivas o alguna que otra frase pasional podrían convencer hasta al más vergonzoso para desinhibirse.
Usar disfraces
Jugar a ser otra persona nunca viene mal, sobre todo si se es una personal fiel pero se quiere fingir. La fantasía más recurrente de un hombre suele ser el cambio de rol dentro del encuentro sexual. En el caso de una relación heterosexual, al varón puede llegar a excitarle enormemente que su pareja se vista de una determinada forma y actúe en consecuencia.
Enfermera y paciente, stripper y observador ,alumna y profesor... son cientos las posibilidades que existen y que mayor placer pueden llegar a dar a un hombre. Además, los disfraces suponen también una liberación sexual y de la imaginación que ayudan a que el sexo sea satisfactorio.
Si la idea de un cambio drástico de aspecto no convence a ninguna de las partes, incluir poco a poco prendas que, de normal, no se usarían, también puede ayudar a iniciarse en esta práctica. El uso de tacones, medias de rejilla o ropa de interior muy sexy pueden servir para introducirse en esta práctica que, aparte de placer, brindará a la pareja mucha diversión y confianza.