La visita regular al ginecólogo siempre es algo que se les recomienda a las mujeres, y más cuando éstas han empezado a mantener relaciones sexuales. El cuidado y la revisión periódica, tanto de la vagina como de la vulva, es algo fundamental y también muy necesario para el bienestar de la mujer y para la calidad de sus relaciones íntimas. Suele ser algo bastante habitual, aunque cada vez menos, que una mujer tenga pudor a la hora de acudir a su médico cuando tiene algún tipo de molestia en su zona genital y más si no hay lesiones o signos visibles de que algo va mal.
Al igual que pasa con otras partes del cuerpo, muchas personas tienden a creer que, si no hay una lesión visible o algo obvio que haya causado ese malestar, el dolor crónico desaparecerá solo. En lo referente al sexo, si una mujer presenta problemas o malestar en su zona genital a la hora de mantener una relación sexual satisfactoria, puede que ésta se muestre reacia y tímida a hablar claramente sobre ello. Existen muchos tipos de problemas y dolores que se pueden experimentar y uno de ellos, padecido por alrededor del 18% de mujeres, es la vulvodinia, una patología que, si no se diagnostica y trata a tiempo, puede acabar convirtiéndose en crónica.
¿Qué es la vulvodinia?
Antes de nada, es importante detallar que la vulva no es la vagina y que, dentro del término vagina, no se engloba la vulva. La zona genital de una mujer está formada por los genitales internos, donde uno encontraría la vagina, y los genitales externos, donde se encuentra la vulva. Una vez aclarado esto, la vulvodinia se trata de un dolor crónico que afecta a la zona vulvar y que puede clasificarse en muchos tipos según la intensidad y sensación de dicho malestar. El dolor que una mujer puede llegar a sentir si padece de vulvodinia puede ser repetitivo o intermitente, localizado o extendido por toda la zona y puede llegar hasta debilitar a la persona.
Esta patología puede aparecer sin necesidad de que previamente la mujer sufriera alguna lesión, herida, golpe, enfermedad, etc., por lo que definir una causa objetiva de su aparición es bastante complicado y que a día de hoy todavía no se ha conseguido. No obstante, sí se conocen las consecuencias que puede llegar a tener en el bienestar y en las relaciones sexuales de la mujer pues se ha comprobado que la vulvodinia ha sido responsable, en más de un caso, de dispareunia, coito doloroso, disminución de la líbido, vaginismo y disfunción orgásmica.
Síntomas principales
Los dolores que una mujer puede experimentar si padece de vulvodinia van a estar siempre localizados en la vulva, de ahí su nombre, y es importante dejar claro que esta constituye la parte externa de los genitales femeninos y que está compuesta por el monte de Venus, el clítoris, los labios, el introito (orificio de la vagina) y el vestíbulo, zona situada entre los labios menores.
Los principales síntomas de la vulvodinia son un ardor o dolor crónico muy intenso sobre la vulva y que puede extenderse hasta el ano si no es algo localizado. También, puede darse la aparición de cierta irritación en la zona y, en casos muy extremos, que esta especie de sarpullido o picazón provoque heridas sobre la piel. La sensación de dolor agudo sobre la mucosa de la vulva o la de sufrir pequeñas descargas eléctricas son otro tipo de malestar que se puede experimentar y que recuerda mucho al que una siente cuando sufre algún tipo de infección en la zona vulvar.
De primeras, es bastante probable que una misma no encuentre daños aparentes en el tejido de la vulva, salvo cierta inflamación de la que ni el propio especialista médico conozca el origen. No obstante, se baraja la combinación de ciertos factores que pueden provocar el desarrollo de la vulvodinia como el nivel irregular de estrógenos, aumento de cristales de oxalato en la orina o alteraciones en la musculatoria del suelo pélvico. Sea el origen que sea, durante todo el proceso de diagnóstico de la vulvodinia es vital que el sentimiento de frustración o temor no invada a la paciente pues podría acabar desarrollando problemas de autoestima y rechazo al sexo.
Tipos de vulvodinia
La primera que se va a tratar en este artículo es la Vestibulitis Vulvar, que se caracteriza por la experimentación de un profundo dolor crónico durante el coito sexual. En los casos más graves, la mujer siente tal malestar que la penetración es imposible, haciendo así que las relaciones sexuales no sean completas. Este tipo de vulvodinia puede afectar a mujeres de cualquier edad y la respuesta dolorosa se sufre ante cualquier roce o presión leve alrededor de la abertura vaginal o introito.
Otra tipología dentro de la vulvodinia es la Vulvodinia Esencial, conocida también por el nombre de vulvodinia disestésica y cuyo malestar se padece y es más común tras la menopausia. A diferencia del anterior tipo de vulvodinia, las mujeres que sufren de vulvodinia disestésica no experimentan dolor durante el coito pero sí lo hacen de una forma muy difusa en toda la zona de la vulva. Su malestar característico puede ser constante o intermitente y espontáneo o provocado por algún estímulo leve.
La Vestibulitis Vulvar y la Vulvodinia Esencial son las tipologías más comunes pero también existe la Vulvovaginitis cíclica cuyo dolor es recurrente, empeorando durante la fase lútea del ciclo menstrual. También está el Papilomatosis vulvar, que se caracteriza por la aparición de papilas simétricas que cubren la cara interna de los labios menores; la vaginosis citolítica, cuya sintomatología es prácticamente idéntica a la de la vulvovaginitis cíclica; y la Lactobacilosis.
¿Existe tratamiento?
Puesto que las causas que provocan la aparición de la Vulvodinia son muy difusas, es cierto que no existe un tratamiento específico para hacerla desaparecer. No obstante, los especialistas médicos recomiendan una serie de medidas y consejos para intentar evitar su aparición. La higiene vulvar es uno de los factores que más se recomienda, sin que este llegue a ser excesiva, junto con la práctica de técnicas de relajación o ejercicios para el suelo pélvico y el uso de lubricantes y productos íntimos aptos para la zona genital.