Los tatuajes son una forma de decorar el cuerpo para siempre y, aunque hoy en día estén de moda y estén aceptados en la sociedad, hace unos años era un arte juzgado. El tatuaje en la zona genital y, en concreto, en el pene, es una costumbre prehistórica. Las primera piezas de arte donde salían penes tatuados datan del Paleolítico. En la actualidad, en el Museo Scholoss Hohentubiengen de Tübingen (Alemania), se encuentra una de las piezas con forma fálica decorada de hace más de 44000 y 30000 años de antigüedad, y da que pensar que esta práctica se realice desde hace más de 10000 años. Los tatuajes, desde entonces, se fueron expandiendo por toda la geografía mundial y en cada época ha tenido una connotación, ya sea como rasgos de distinción de un grupo social o relacionado con la mitología.
Los tatuajes en el pene no son los más populares ni los más extendidos. Hacerse uno en los genitales puede parecer un gesto muy provocativo acorde a una personalidad muy extrovertida e única. Es una de las zonas que aún sigue siendo tabú a pesar de que hay cantidad de personas que se arriesgan a tatuarse su parte íntima. El tatuaje genital femenino es mucho mas común y está más extendido que el del pene porque se ve más natural y es menos doloroso. Además, tener un tatuaje en los genitales, no es sinónimo de un añadido extra de placer en cuestión de sexo, y, al revés de como cree mucha gente, no interfiere en absoluto en las relacione sexuales.
Riesgos
Lo primero que hay que saber antes de hacerse un tatuaje en el pene es que no tiene un riesgo añadido especial y que existen los mismos riesgos en todas las mismas zonas del cuerpo. Si el tatuaje se realiza en las condiciones necesarias de maquinaria e higiene, en principio no debe de dar ningún problema, sin olvidar que un tatuaje es una agresión externa a la piel y que no se está exento de que se pueda infectar.
El pene, a diferencia que o tras zonas, es una zona que tiene una cicatrización muy rápida y buena, una gran ventaja porque se curará antes, aunque si hubiera una infección o una reacción alérgica, sería el doble de dolorosa. Además, es la misma piel que hay en todo el cuerpo, así que, en el caso de querer eliminarlo, el láser no tiene por qué dar ningún problema y sería igual de efectivo que en otra parte del cuerpo. Y, como ventaja, al ser una zona cercana a los ganglios, su eliminación es mucho más efectiva y con una sesión sería más que suficiente, aunque conlleva unas descargas muy potentes y dolorosas.
Aunque no conlleve riesgos añadidos a los que supone hacerse un tatuaje en general, en muchas tiendas se niegan a hacerlos por el procedimiento y por lo doloroso que puede resultarle al cliente, y si los realizan, lo cobran mucho más caro que un tatuaje del mismo tamaño en otra zona del cuerpo. Según varios testimonios de personas que se han tatuado el pene, resulta una sensación muy rara cuando se está haciendo ya que es una zona muy delicada donde no se quiere sentir ningún dolor y es más bien una experiencia de malestar psicológico. Todos los que se lo han hecho coinciden en que es un momento raro e incómodo.
Uno de los riesgos que más puede pasar a la hora de tatuarse el pene es la irritación que sufre el miembro cuando es frotado por parte del tatuador para eliminar la tinta sobrante. Frotar con la gasa constantemente para quitar la tinta acaba por irritar de forma considerable el pene. Y otro riesgo que se corre al hacerse un tatuaje en los genitales, es que por una mala cicatrización de la piel y del tejido o un daño nervioso en la piel tan sensible del pene se ocasione una pérdida de sensibilidad y de sensación de placer.
Procedimiento y curación
Antes de empezar a tatuar la zona genital, hay que cubrir el pene con una crema anestésica porque es una zona muy sensible y muy dolorosa. Además, como requisito indispensable, tiene que estar el pene en erección. Por tanto el hombre que quiera tatuarse el pene tendrá que tomarse una viagra sí o sí para poder tatuarse la zona. Los cuidados después de la realización del tatuaje son los mismos que cualquier otro, hay que aplicar una crema específica para que cicatrice lo antes posible varias veces al día.
Motivos para tatuarse el pene
Puede haber diferentes motivos para tatuarse el pene. Uno de ellos es de carácter sexual. Puede resultar bastante atractivo tener relaciones sexuales con alguien que lleva tatuados los genitales, ya que es sinónimo de diferente, y lo distinto siempre es un plus en la cama. Otra motivación, dento de la cultura occidental, es el de querer ser único y tener un rasgo de distinción frente al resto de personas. Según el doctor Viren Swami, profesor de psicología en la Universidad Anglia Ruskin, en la sociedad tener un tatuaje ya es algo común y no te hace distinto porque ya se ha convertido en algo corriente. En cambio , tener un tatuaje en una zona poco común, si podría ser una forma de hacerse una distinción entre una persona y otra, porque no es aún una práctica habitual.