Se ha vuelto algo habitual descubrir casos de acoso sexual o agresión en los medios de comunicación o en las redes sociales, prácticamente a diario. Tal pareciera, si nos dejamos llevar por esto, que ahora hay más violencia de la que había antes, pero lo cierto es que no es así. Lo que ha ocurrido es que ha habido un cambio de mentalidad en las víctimas y la propia sociedad, que tiende a dar a conocer estas situaciones que antes se ocultaban por vergüenza y asco.
Y es que la única forma de hacer frente al acoso sexual es dándolo a conocer, evideciándolo, porque si algo no se conoce no se puede arreglar. Cuando no se sabe que una persona intenta forzar o incomodar a otra no se puede atajar. Es la forma de que no quede impune, pero también de que cada vez que se denuncia una agresión no sea vista como un caso aislado, sino que se haga evidente que hay muchas personas que intentan forzar y no valorar a otras.
Si se identifica al agresor y se frena, habrás salvado a futuras víctimasSi queremos que este tipo de actitudes se erradiquen, o al menos se castiguen, han de ser visibles. Y si tú has padecido algún episodio de acoso sexual, o lo has presenciado, puedes ayudar a que no se repita denunciándolo. El acoso sexual ha de ser visto como un problema global, que compete a toda la sociedad, no sólo a aquella persona que lo sufre. Porque todos podemos sufrirlo.
Cómo ayuda denunciarlo
El miedo, la vergüenza, el creer (equivocadamente) que algo habrás hecho para verte en esa situación puede hacer que no quieras hacerlo público, pero es la única manera de acabar con este tipo de agresión. Sabemos que no es fácil después de sufrir un acoso sexual o verse intimidada por alguien contarlo, dar detalles de esa situación y sentirte juzgado por ello. Pero has de ser consciente de que es fundamental para evitar que vuelva a ocurrir y, aunque en un principio no creas que sea así, déjame decirte que hablar del asunto te ayudará a superarlo.
Descubrirás que no estás solo, que hay otras personas que han pasado por lo mismo que tú y puede que alguna se atreva a dar el paso de hacer pública una agresión por ver que otros como tú lo han hecho. De esa forma se hace evidente que hay un problema global, que el acoso sexual no es responsabilidad de la víctima y que cualquier persona puede llegar a verse implicada en una situación tan desagradable.
Hacer pública una agresión ayuda también a identificar a quienes las provocan. Si una persona acosa sistemáticamente a compañeros de trabajo o a subalternos y nadie dice nada, seguirá haciéndolo. Se sentirá impune o, lo que es aún peor, pensará que no hay nada malo en su conducta. Así que, ¿por qué va a dejar de hacerlo?
Si denuncias a alguien que te ha agredido, por mucha vergüenza que sientas o mucho asco que te dé, estarás ayudando a otras personas. Gente que puede que ni conozcas y que no puedan pensar que podrían verse inmersos en un tema tan desagradable como es el acoso sexual. Si se identifica al agresor y frena su proceder habrás "salvado" a futuras víctimas.
Miedo a la sociedad que juzga
La sociedad tiende a juzgar, más aún cuando lo que se produce es una agresión sexual. Hay quien piensa que es culpa de la víctima, que se viste de una forma provocativa o que actúa dando a entender que está buscando algo. No es cierto, a estas alturas todos deberíamos tener claro que una persona puede ponerse la ropa que quiera sin que eso signifique que esté dispuesta a tener sexo con cualquiera que se le cruce. Ni que por ser amigable en una conversación con alguien quieras intimar con él.
Puedes llegar a pasar en cualquier momento de víctima a verdugoNo significa no y si rechazas a alguien debería atender a tu petición, no insistir hasta provocar una agresión y que tú sientas asco y vergüenza por lo sucedido. Y si eso ocurra la culpa es suya, tú no eres responsable de lo sucedido, eres la víctima y has de ser a quien se proteja. Tenlo claro, porque es así.
Dar el paso de contarlo
Aún así es humano sentirse mal cuando se es la víctima, sentir vergüenza y que la sensación de asco no se te quite del cuerpo. Por eso mismo no es fácil dar el paso de denunciarlo, pero sí es necesario. Nadie puede forzarte a hacer pública una agresión de este tipo, como tampoco nadie puede forzarte a intimar con él. Por eso es importante que seas tú quien decida dar el paso, que nadie te obligue a hacerlo.
Del mismo modo es importante que no lo hagas en solitario, que busques quien te acompañe en este proceso, porque no será fácil. Ha de ser alguien con el que poder hablar de lo sucedido y buscar apoyo. Ten en cuenta que ha de ser alguien cercano, con el que te sientas cómodo para hablar de una situación tan cercana. Pero también has de ser consciente de que puede que no sea fácil para él.
Lo mejor es contarle a ese alguien lo sucedido y que te ayude en los siguientes pasos a dar, pero que los des cuando te sientas cómodo y seguro, cuando no sientas culpabilidad ninguna y te veas con la fuerza suficiente como para poder responder las preguntas que se deriven de una agresión. Cuando así sea has de denunciarlo en los lugares adecuado. Si no te sientes capaz tampoco se te puede culpabilizar por no dar el paso.
Dónde denunciar la agresión
Hay agresiones que se producen en el trabajo o el entorno educativo y en ese caso deberás dirigirte a los superiores o responsables para dar a conocer la situación. Puedes descubrir que no eres la primera persona que se ha sentido intimidado por ese compañero, que no estás solo, que ha habido otros casos. Y esto puede hacer que tomen cartas en el asunto para reconducir la situación y actuar contra el agresor.
El acoso sexual puede llegar a ser delito, por lo que en esa ocasión habrás de denunciar lo ocurrido ante la policía. Ellos serán los encargados de investigar el caso y tomar las medidas necesarias. Esto es lo adecuado, lo que se ha de hacer es tratar de tomarse la justicia por su mano. Vengar una agresión no es recomendable, porque puedes llegar a pasar de víctima a verdugo.
Hay muchas personas que intentan forzar y no valorar a otrasLos casos de los famosos
En las últimas semanas hemos asistido a un aluvión de denuncias de actores que aseguran haber sufrido acoso por partes de compañeros de trabajo o personas con cierto poder en la industria cinematográfica, muchos de ellos que se remontan varios años en el tiempo. Decenas de personas han relatado agresiones a cargo de Harvey Weinstein y a partir de ahí se ha producido una cascada de denuncias que han afectado a otros como Kevin Spacey, Steven Seagal o Lars von Trier.
El hecho de que personas famosas y supuestamente sin problemas se atrevan a dar la cara y denunciar actitudes impropias de los poderosos no ha de verse como un escándalo, sino como un avance de la sociedad. Que ellos hayan dado el paso ayuda a que personas anónimas también lo hagan. Las últimas denuncias han supuesto, además, que se tomen cartas en el asunto, que se haya creado un rechazo generalizado hacia los agresores y se les haya relegado en su entorno. Se ha tomado conciencia de que las agresiones sexuales son un problema que compete a toda la sociedad.
