Los cambios en el flujo vaginal son uno de los motivos más frecuentes por los que las mujeres visitan a su ginecólogo. Entre los principales trastornos registrados en las secreciones de la vagina se encuentra el aumento del flujo, conocido como leucorrea. Este incremento puede ser de dos tipos: fisiológico o patológico.
Las alteraciones fisiológicas son las propias del organismo femenino y, pese a no deberse a ninguna enfermedad, pueden llegar a ser muy molestas y provocar irritaciones en la vulva. Por su parte, las causas patológicas suelen estar motivadas por una infección. Aquí te detallamos las características de las alteraciones más comunes, sin olvidar que lo más apropiado en todo caso es visitar al ginecólogo para despejar cualquier atisbo de duda.
Alteraciones fisiológicas: ovulación y menstruación
El exudado de la vagina y las secreciones del cuello del útero son los componentes del flujo vaginal. La cantidad de éste vendrá determinada por los niveles de estrógenos y progesterona de cada mujer. Las diferentes etapas de la vida e incluso las distintas fases del ciclo menstrual implican variaciones en estas secreciones. Así, es habitual un incremento del flujo o leucorrea fisiológica en las fases previas a la menstruación. Se trata de secreciones transparentes o blanquecinas que no producen malos olores.
- Durante la primera fase del ciclo menstrual y de forma previa a la ovulación el flujo es transparente y con una textura similar a la clara de huevo.
- En la segunda parte del ciclo y antes de la menstruación el flujo se oscurece y adquiere una textura más espesa y pegajosa.
Embarazo, estrés y sexo
Relaciones sexuales
También el acto sexual influye en la cantidad de flujo generado por la vagina. Las secreciones aumentan durante el acto sexual y es por eso que incrementa el flujo vaginal de una forma considerable. En este caso no hay ningún tipo de problema ni sería necesario acudir al ginecólogo, a no ser que la persona afectada sienta que el flujo es excesivo durante las relaciones sexuales.
Embarazo
Lo mismo sucede con el embarazo debido a la mayor producción de estrógeno y al incremento del flujo sanguíneo en la zona vaginal. El mayor aumento durante la gestación suele producirse cuando se acerca el momento del parto, ya que, si el parto se lleva a cabo de forma natural, el flujo será de gran utilidad. Este es otro de los ejemplos por los que no sería necesario preocuparse por la cantidad de flujo.
Estrés
Otro de los factores que puede motivar un aumento del flujo vaginal es el estrés. La tensión provocada por el trabajo o las emociones fuertes pueden ser la causa de las alteraciones en este tipo de secreciones. En estos casos, cuando se aprecia que al finalizar una etapa de estrés en el trabajo o a nivel personal el flujo no disminuye a lo que suele ser habitual, es conveniente acudir al ginecólogo para que indique cuál es la solución más adecuada.
Infecciones: causa del aumento del flujo vaginal
El aumento del flujo vaginal también puede producirse por razones patológicas. En la mayoría de los casos se debe a infecciones y suele darse acompañado de otros factores como picores, enrojecimiento o hinchazón. Estas alteraciones pueden estar causadas por hongos, parásitos o bacterias. En muchos casos, las alteraciones que provocan el incremento del flujo tienen relación directa con las relaciones sexuales.
Candidiasis
Entre las dolencias más comunes se encuentra la candidiasis, provocada por el aumento de un hongo presente en las secreciones vaginales. Este tipo de vaginitis puede deberse al descenso de las defensas tras el consumo de un antibiótico por parte de la mujer o incluso a excesos en la higiene íntima. El incremento en la cantidad del flujo está acompañado por otros cambios. Las secreciones adquieren un color blanquecino, un fuerte olor y una textura grumosa. Los síntomas de esta dolencia aumentan en los días previos a la menstruación.
Gardnerella
La gardnerella es otra de las causantes más frecuentes del incremento del flujo. En este caso las secreciones adquieren un color amarillento, un aspecto espumoso y un desagradable olor. Los síntomas, que incluyen picor e incluso dolor al orinar, se recrudecen tras el período.
Trichomona
Entre las infecciones que tienen como origen la trasmisión sexual destaca la Trichomona. Esta dolencia provoca, además de un flujo abundante, irritaciones en la zona vaginal y cambios en el color de las secreciones hacia tonalidades verdes. Al tiempo que estas adquieren un fuerte mal olor.
Ante cualquiera de estos síntomas se debe evitar la automedicación y se recomienda acudir al ginecólogo para un diagnóstico certero. El tratamiento habitual de estas dolencias puede ser oral o vaginal, con cremas y óvulos que frenan la infección. Por ello, no dudes en acudir a tu ginecólogo en cuanto notes que tienes un flujo vaginal demasiado abundante y al que no le encuentras explicación aparente.
Alteraciones en el flujo vaginal: cómo prevenirlas
Evitar los problemas ginecológicos que implican alteraciones en el flujo vaginal no siempre está en nuestra mano, pero sí existen una serie de pautas a seguir que pueden ahorrarnos numerosos problemas. Tener unos hábitos simples y saludables son fundamentales para que no se produzcan estas situaciones.
- Mantener una higiene apropiada en la zona genital ayudarán a evitar complicaciones.
- Usar jabones neutros y evitar la contaminación anal limpiándose siempre de delante hacia atrás.
- Mantén una sexualidad responsable.
Utiliza ropa interior de algodón.
- No compartas toallas.
- Evita los pantalones ajustados.
- Realiza visitas periódicas a tu ginecólogo.