Estrógenos y progesterona son, literalmente, hormonas fundamentales que abren el camino de la vida en el cuerpo femenino. Son las responsables de la maduración física y sexual, parte vital de la concepción y del proceso de gestación, así como la de desencadenar su última fase, dar a luz para luego desarrollar la facultad de amamantar.
Ambas hormonas forman una unidad de acción en la actividad orgánica y sexual y están en permanente equilibrio; sin embargo, cuando esto no es así, surgen desórdenes físicos y psíquicos cuyos alcances la medicina ha tipificado con exactitud.
¿Qué son exactamente los estrógenos?
Los estrógenos, derivados del ciclopentanoperhidrofenantreno, se definen como hormonas de carácter sexual y femeninas que desarrollan los ovarios, la placenta y, de manera limitada, también las glándulas llamadas adrenales.
Tiene como una de sus funciones primarias la activación y desconexión de algunos genes clave del organismo, aunque también participa de la síntesis activa de las proteínas. Además está presente en desarrollos tan dispares como el crecimiento saludable de tejidos, la regulación de los vasos sanguíneos y la de órganos como el corazón o de la propia salud de huesos y cabello.
Pero la función más popular es la facultad de estos derivados del deciclopentanoperhidrofenantreno para contribuir al desarrollo celular en los órganos, especialmente los de las mamas, el endometrio y los del sistema ovárico.
¿Qué papel tiene la progesterona en el organismo femenino?
A la progesterona, llamada P4 o también hormona esteroide, se la puede definir como una hormona vital en el desarrollo del embarazo y en la activación de la segunda parte del ciclo menstrual. A esta hormona se la conoce popularmente como la 'hormona del embarazo', una denominación que se ajusta a su función más elocuente.
La P4 es una contraparte porque, entre otras funciones y diferencias, contribuye a frenar las transformaciones endometriales desencadenadas precisamente por la acción de los nuestra otra sustancia hormonal. Esta sustancia hormonal acondiciona el endometrio para facilitar la implantación del embrión y, aún más, hace posible que se fije con fuerza a las paredes del útero donde se desarrollará la nueva vida; esto es, crea las condiciones de seguridad básicas para el desarrollo del feto.
Pero la P4 se puede definir también de una forma que podríamos considerar paralela como parte importante de los rasgos femeninos, es decir, los llamados caracteres secundarios de su sexualidad, los atributos fisiológicos y físicos del sexo femenino.
Similitudes y diferencias entre estrógenos y progesterona
Ambas hormonas están en equilibrio, tienen parecidos apreciables y notables diferencias funcionales que los distinguen. Entre los parecidos están los de sus funciones asimiladas y combinadas en la madurez sexual femenina y en el desarrollo del embrión humano; y lo curioso de esta relación es que un aumento de los valores de los estrógenos, significa un descenso del de la P4 natural.
Entre las diferencias, la P4 tiene un efecto sedante en las mujeres, al contrario que el estrógeno, que inicia procesos de activación del sistema nervioso.
Por otra parte, los estrógenos activan el deseo sexual, la líbido, mientras que la progesterona no es un factor determinante en este sentido, pero al incidir sobre las capacidades de estímulo neuronal, proporcionan una actividad extra al cerebro que sí resulta apreciable para otras funciones orgánicas.
Estrógenicos limitados
Bajos niveles estrógenicos tienen como efecto no deseado incrementos del colesterol malo. Y es que la sustancia estrogénica participa también activamente en el metabolismo de las grasas. Es más, unos niveles inapropiados contribuyen a que las grasas se dispongan de manera irregular o hasta antiestética sobre la figura femenina, especialmente en la zona de las caderas o en la de los senos.
Desde el punto de vista psicológico, una baja tasa de este tipo de sustancia hormonal desencadena actitudes y comportamientos en la mujer que la conducen a situaciones de depresión, irritabilidad o mal humor continuado sin desencadenantes circunstanciales aparentes. Y una bajada del nivel medio afecta a la consolidación del calcio en los huesos y, por tanto, contribuye a la densidad y, en consecuencia, a la fragilidad de los mismos.
Bajo nivel de la P4
Las consecuencias de tasas bajas de P4 son muy diversas. Veamos algunas de las más recurrentes:
- Esterilidad femenina. La falta de la P4 es causa determinante para que la mujer no pueda ovular y, en esos casos, concebir.
- Síndrome del periodo premenstrual. Menos progesterona aumenta los riesgos de situaciones análogas al estrés, nerviosismo acusado o ansiedad en el momento anterior a la regla.
- Abortos espontáneos. Menos P4 induce también abortos espontáneos.
- Afecciones físicas y psíquicas. El cansancio, estados de inmunodeficiencia, situaciones de sofoco o calor corporal no común, lapsus de falta de memoria, la fatiga y hasta la ausencia de sueño, el insomnio, todos recurrentes son consecuencias documentadas en una falta de progesterona.
- Regla irregular. Una baja proporción de esta hormona es motivo para observar una regla normal para experimentar otra al mes siguiente incompleta. Y, todo lo contrario, la mujer puede sufrir ciclos menstruales con sangrados excesivos.
- Hipersensibilidad mamaria. Los senos se vuelven más sensibles justo antes del ciclo menstrual.
Importancia del control hormonal
Por tanto, es vital el equilibrio entre ambas hormonas y con especial atención a los síntomas que delatan una mala interacción de una sobre la otra. En caso de detectar algo raro o diferente, es fundamental que acudas a un especialista, así como que te realices los oportunos chequeos médicos.