La zona íntima femenina es una de las partes del cuerpo de las que, en muchos casos, no se sabe muy bien cómo cuidarla o cómo mantenerla sana. Conocer su anatomía y saber qué clase de productos son los ideales para conseguir una higiene adecuada son dos aspectos muy importantes que una ha de tener en cuenta para gozar no solo de una salud íntima perfecta sino también de una buena salud sexual.
A diferencia de la zona íntima masculina, la femenina cuenta con órganos sexuales externos, como el clítoris o los labios, e internos, como la vagina. Por toda la superficie externa de la vulva, existen millones de glándulas que ayudan a mantener el bienestar de la zona y por ello es importante no usar productos demasiado agresivos que interfieran con las funciones naturales de la zona íntima de la mujer.
En muchas ocasiones, y debido al desconocimiento acerca de este tema, muchas mujeres se dejan guiar de forma errónea por aspectos totalmente naturales de su cuerpo. Ejemplo de ello es la negatividad que muchas proyectan hacia el olor o al flujo vaginal. En cuanto a lo primero, el olor que emana de la zona íntima femenina es resultado de la mezcla de sudor, sebo y secreciones vaginales por lo que, si este no es desagradable o muy fuerte, es completamente normal tenerlo y señal de que la zona está sana. En cuanto al flujo, este tiene la función de limpiar e hidratar así que, a menos que tenga un color inusual, también es totalmente común en las mujeres. No ser consciente de la normalidad de estos aspectos puede llevar a la obsesión con la higiene y a dar como resultado la destrucción de la flora vaginal, así que presta atención a los siguientes consejos si quieres que tu zona íntima esté limpia y sana.
Lávate una vez al día
A menos que hagas deporte, tengas la menstruación o que ese día hayas sudado más y necesites una ducha extra, lo recomendable es lavarse una vez al día. Recuerda que un exceso de higiene puede ser perjudicial para ti, y esto no solo se aplica a la zona íntima de la mujer sino también al resto del cuerpo. Para una correcta higiene íntima, lava tus genitales exteriores y siempre hazlo de delante a atrás para evitar que los gérmenes o bacterias del ano se desplacen hasta la vagina.
Es importante que tan solo laves la vulva y nunca la propia vagina así que descarta totalmente las duchas vaginales. Este órgano tiene una protección propia gracias a la flora bacteriana que habita en ella y que se encarga de proteger la zona de infecciones y otras enfermedades así que no necesita ayuda o cuidados extra.
Usa productos con PH neutro
Siempre se ha defendido que la higiene íntima o la limpieza de dicha zona bastaba con hacerla con agua y que no es necesario usar ningún producto específico. No obstante, si quieres llevar a cabo tus actividades de higiene diarias con un artículo concreto, lo recomendable es utilizar jabones muy suaves que no modifiquen la acidez vaginal. Fíjate siempre en que los productos que adquieras no estén perfumados y sean Ph neutro.
Atendiendo a este último consejo, evita siempre productos de higiene que se utilicen para el resto de zonas del cuerpo como el gel de ducha o desodorantes. Estos últimos productos puedes utilizarlos, pero intenta que su uso sea muy moderado y que sean específicos para zonas íntimas. Esta clase de artículos suelen ser irritantes y pueden provocarte hipersensibilidad en la zona, además de que pueden llegar a tapar uno de los síntomas más comunes que la zona íntima manifiesta al tener una infección: el mal olor.
Usa ropa interior adecuada
El correcto lavado de la ropa interior, así como su cambio diario es fundamental para contribuir en los cuidados y en la buena higiene íntima de la mujer. Si consideraras que no es necesario, limítate a cambiar de ropa interior una vez al día, pero, si realizas ejercicio o estás durante tu período de menstruación, entonces lo más recomendable será cambiarte más veces. Es importante que la ropa interior que utilices la laves con detergentes que no resulten agresivos y, sobre todo, que esté bien aclarada para evitar que dichos productos entren en contacto con la zona íntima.
Otro punto muy a tener en cuenta es que el tejido más recomendado a la hora de usarlo en la ropa interior es el algodón, pues deja respirar la piel y es muy respetuoso con la piel de la vulva. Evita tejidos sintéticos que dificulten la transpiración de la zona y que notes que retengan la humedad en vez de dejarla escapar. También, es recomendable que evites ropa excesivamente apretada porque la posibilidad de que te provoquen rozaduras es más alta que con ropa más holgada.
Ten especial cuidado durante la menstruación
La higiene íntima de la mujer se vuelve más puntillosa y necesaria durante el período de menstruación. Aunque es importante mantener limpia la zona, evita un exceso de higiene que pueda provocar irritación o alterar la flora bacteriana vaginal. Con el uso de tampones y compresas, también debes tener ciertos cuidados y prestar atención a que estos te resulten cómodos. Si utilizas compresas, procura que la parte en contacto con tu zona íntima sea 100% algodón y, si usas tampones, intenta no tener puesto el mismo más de 7 horas.
Recuerda que los tampones acumulan la sangre de la menstruación y que esta no deja de ser un deshecho del propio cuerpo así que intenta tenerlos dentro de tu cuerpo el menor tiempo posible. Como alternativa a los tampones, y siendo una opción que respeta en mayor medida la salud de tu zona íntima, puedes plantearte el uso de la copa menstrual.
Consejos para las relaciones sexuales
Si tienes pensado mantener relaciones sexuales, la higiene de ambos miembros de la pareja es fundamental para evitar el contagio de infecciones u otras enfermedades. Es recomendable, también, lavarse las manos antes de practicar sexo. Teniendo esto claro, también ha de tenerse en cuenta un punto muy importante que, aunque no sea un paso de limpieza como tal, es fundamental para mantener sana la zona: la higiene en el sexo anal.
Antes de practicar sexo anal, las lavativas serán uno de los cuidados que ayudarán a que los gérmenes y bacterias fecales no proliferen en el pene y, por consiguiente, en la vagina o en la boca. Si vas a practicar sexo anal, hazlo siempre con preservativo y cámbialo al cambiar de orificio.