Cuando uno habla de métodos anticonceptivos, es bastante común que nombres como la píldora, el anillo o el preservativo aparezcan en el tema de conversación como los más conocidos y también como los más utilizados. En la actualidad, existe una amplia variedad de métodos que impiden la fecundación que, además de adaptarse a las necesidades de cada pareja, también pueden resultar eficaces para tratar alteraciones hormonales e incluso evitar contagios de enfermedades de transmisión sexual.
Saliendo de los anticonceptivos más utilizados y conocidos, hay quien desconoce la existencia de otras alternativas capaces de evitar el embarazo tras las relaciones sexuales. Por ejemplo, y aunque no protege frente a las ETS y otro tipo de infecciones, existe el anticonceptivo hormonal inyectable. Este método, no muy extendido entre la población y quizá visto con cierta reticencia, tiene una efectividad para evitar el embarazo similar a la de la píldora anticonceptiva o a la del preservativo. Si quieres conocer más datos acerca de este método, sobre cómo funciona, sus pros y sus contras, a continuación encontrarás todas las respuestas a tus posibles preguntas.
¿Qué son y cómo funcionan?
Los anticonceptivos hormonales inyectables son dosis de, como su nombre indica, hormonas que se inyectan en la mujer para evitar la ovulación de esta. Es un tratamiento que se presenta en forma de ampollas y que se aplica mediante una inyección intramuscular. Otra de las formas que este método anticonceptivo tiene para que la mujer no se quede embarazada es que aumente la densidad y espesor del moco cervical de la vagina. Esto último dificulta mucho el paso de los espermatozoides así que supone un extra de protección frente a la fecundación del óvulo.
Existen dos tipos de anticonceptivos inyectables, y son los mensuales y los trimestrales. El primero de ellos, el mensual, se trata de un tratamiento combinado cuya acción es muy similar a la de la píldora y en el que la inyección incluye estrógenos y progesterona. Obviamente, este anticonceptivo hormonal inyectable se aplica únicamente una vez al mes, a diferencia del trimestral, que es cada tres meses. Este último contiene una única hormona, la progesterona, y su eficacia es tal que consigue proteger a la mujer del embarazo tras las relaciones sexuales en el período de 12 semanas.
De igual forma que las píldoras anticonceptivas, este tipo de inyecciones requieren de un seguimiento ultra estricto para que la tasa de efectividad sea lo mayor posible. La primera inyección de este método debe realizarse entre el primer y el quinto día tras el inicio de la menstruación. Una vez inyectada la primera ampolla, las siguientes se ejecutarán cada 30 o cada 90 días.
Para la inyección de este tratamiento anticonceptivo, es necesario que este la practique un profesional de la salud. Dependiendo de las circunstancias personales de cada uno, este procedimiento puede llevarse a cabo en el consultorio del médico o en un centro de planificación familiar pero nunca ha de realizarse sin ayuda de nadie.
¿Qué beneficios presenta frente a otros métodos?
A día de hoy, son muchas las personas que escogen uno u otro método en función de lo cómodo que sea para la relación sexual, de la protección que brinde frente a ETS, etc. Aunque en un principio exista una cierta reticencia ante este tratamiento anticonceptivo hormonal inyectable, lo cierto es que presenta múltiples beneficios para el organismo de la mujer. Entre los pros o ventajas que presentan los anticonceptivos hormonales inyectables está la disminución del sangrado menstrual y el dolor relacionado con el propio período, también ayuda a disminuir la probabilidad de sufrir infecciones o quistes y puede ayudar a ajustar los niveles hormonales con consecuencias tales como eliminar el acné o el vello corporal.
Otra de las ventajas que presenta este método anticonceptivo es que no requiere de atención diaria como por ejemplo ocurre con la píldora. También, se puede seguir usando tras el parto y mientras la mujer esté amamantando a su bebé. No interrumpe la actividad sexual y su uso permite totalmente la espontánea y no planificada actividad sexual.
Aunque los pros de este tipo de anticonceptivo son bastante llamativos, sí es posible que quien se someta a él pueda desarrollar algún que otro efecto secundario. Aunque no son habituales, la mujer puede experimentar dolor de cabeza, aumento de peso, náuseas o cambios en la menstruación. Otro de los contras más importantes es que no protegen frente a la infección por VIH y tampoco frente a enfermedades de transmisión sexual.
¿Cuánto tiempo se puede usar?
A pesar de que es un método anticonceptivo con muy buena pinta y que no requiere de atención diaria o semanal, existe una recomendación generalizada para todas las mujeres que están actualmente tomando el tratamiento o bien que lo planean tomar en el futuro. Por lo general, no se recomienda prolongar el uso de este método más allá de entre dos o cinco años.
De todas formas, y frente al miedo por parte de muchas mujeres, este tipo de inyecciones anticonceptivas no afectan en absoluto a la fertilidad. Es posible que, si en un determinado momento, se desea abandonar el tratamiento para tener hijos, puede que la fertilidad se recupere a un ritmo más lento de lo normal, pero esto es cosa de cada mujer. Dependiendo de cada caso, después de cesar el tratamiento, la menstruación y la posibilidad de concebir un bebé tras las relaciones sexuales puede tardar hasta un año. Esta tardanza no significa que la mujer no tenga posibilidades de engendrar un embrión en su interior, sino que simplemente las posibilidades, hasta que no se recupere del todo pasado ese año, son menores que si se diera en condiciones normales.