Son muchas las personas que ya no quieren a sus parejas, que se desencantan... que se dan cuenta de que esa relación es un sinvivir y no quieren estar más al lado de esa persona. Tiran la toalla, están cansadas de luchar por algo que parece que no tiene solución. Pero la paradoja a todo esto es que a pesar del dolor y sufrimiento emocional que puede derivar de estar con una persona a la que no se ama, es que muchas de estas personas deciden anularse y aguantar el tiempo que sea necesario, por no hacer daño a los hijos.
Parece una decisión absurda, pero la realidad es que parece que está llena de valentía. Es una decisión que aunque equivocada, es valiente. Una persona que tiene hijos y que ve en sus ojos la felicidad de estar con unos padres que le aportan alegrías. Unas rutinas y una vida hecha y construida por dos personas y que los hijos disfrutan... ¿cómo se puede echar todo eso por tierra cuando se acaba el amor y quiere divorciarse?
El amor se acaba
Pero, hay que pensar con claridad cuando esto ocurre. Si en una relación de pareja con hijos el amor se acaba, los hijos tarde o temprano se darán cuenta de que no hay amor entre sus padres, que la relación tiene baches e incluso, podrían vivir aspectos negativos de esta situación como el estrés, la ansiedad e incluso la depresión de uno o los dos progenitores.
Sin lugar a dudas, 'aguantar' parece una decisión valiente pero es más bien todo lo contrario. Es cobardía por seguir en el mismo lugar y no querer avanzar . Tener miedo al qué ocurrirá después, al típico: ¿Y si...? ¿Y si luego me arrepiento? ¿Y si mis hijos no me perdonan? ¿Y si mi pareja no acepta que ya no le quiero? ¿Y si realmente me quiere pero soy yo quién está todo el tiempo equivocado/a? Los miedos pueden ser muchos, pero los miedos solo paralizan y no te dejarán avanzar.
Entre dos mundos
Si eres una persona que aguanta una relación por miedo a lo que ocurrirá después o lo que les pasará a tus hijos, es necesario que pienses en cuáles son tus mundos y cuál es el que realmente te puede hacer sentir bien. Si no te sientes bien, a la larga llegará un momento en que ese estado emocional se apoderará de ti y tus sentimientos empezarán a ser más oscuros, no te sentirás bien emocionalmente y poco a poco, te darás cuenta de que enfermarás más veces de la que te imaginas. Porque cuerpo y mente están conectados.
¿Esta es la realidad que quieres para tus hijos? ¿Realmente quieres que tus hijos crezcan viendo que su hogar es una mentira? ¿Que no quieres a tu pareja pero que aguantas por miedo a lo que podría ocurrir? ¿Quieres que tus hijos crezcan dándose cuenta de que el miedo es lo que puede controlar vuestras vidas? Los dos mundos deben convertirse en uno para ti, para tu felicidad y tu bienestar. Si te separas de tu pareja, para tus hijos sí será vivir entre dos mundos. Pero en ocasiones merece la pena vivir entre dos mundos felices, que en uno solo lleno de amargura y tristeza, ¿no crees?
Piensa en todos, pero también en ti
Está claro que si aguantas una relación que está acabada por tus hijos es porque estás pensando en todos menos en ti. Es cierto que tus hijos necesitan que les protejas y que les quieras más que a nada en este mundo, pero en ocasiones, por este mismo motivo lo mejor que puedes hacer es pensar con claridad cuál es la situación que sería mejor para todos, también para ti.
Si te auto castigas aguantando en una relación rota acabarás emocionalmente perjudicado/a y por eso, la mejor opción sin duda es que pienses en los demás, pero también en ti. Piensa qué es lo que quieres realmente en tu vida y si quieres acabar con la relación, ¿qué pasos deberías dar para que fuera una buena decisión para todos?:
- Decidir pensando únicamente en ti
- Ser una persona clara y comunicar la decisión de forma contundente
- Hablar con los hijos fruto de tu matrimonio (si tienen edad de entender) y explicarles lo sucedido
- No dejar nada a la suerte o el destino: decidir de forma clara
- Las dudas siempre estarán presentes, pero las decisiones forman parte de la vida
Puedes hacerlo sin perjudicar a los niños
Sí, puede separarte o divorciarte sin que perjudiques a tus hijos si lo haces correctamente. No tienes que seguir al lado de una persona a la que no amas. Tienes derecho a ser feliz, a dejar marchar a quien no te corresponde y a que tus hijos puedan crecer en un entorno lleno de amor y felicidad, sin hostilidad ni resentimientos, conductas poco adecuadas para su desarrollo.
Una ruptura de pareja traumática puede dejar graves secuelas emocionales en los niños. Por eso, cuando quieras dar el primer paso lo mejor es hacerlo sin que los niños estén delante . No discutas con ellos presentes, se podrían culpar de vuestra separación y deben saber que ellos no tienen absolutamente nada que ver. Es necesario que cuando hables con tu pareja y la decisión esté tomada, habléis con vuestros hijos de forma que entiendan lo que ocurre y descubran que a veces, la felicidad de todos se basa en el divorcio y que nada tiene que ver con el amor de los padres hacia ellos.
Para abordar bien la situación los niños deberán tener sus mismas rutinas, no deben apenas notar cambios en sus vidas, al menos al principio para que se adapten poco a poco a sus nuevas vidas. Aunque eso sí, si existe separación o divorcio y existe la posibilidad, los padres deberán vivir en hogares separados para que los pequeños no se confundan de situación, sobre todo de cara al futuro, cuando alguno de sus progenitores pueda tener una nueva pareja.
Libérate de cargas emocionales negativas
Una vez que des el paso y te divorcies o te separes, es preciso que te olvides de odios, rencores, resentimientos o cualquier sentimiento negativo. Esto sí es necesario que lo hagas por tus hijos. Por muy difícil que sea tu ruptura el vínculo de tus hijos con su otro progenitor no debe romperse ni verse resentido a causa de resentimientos o cualquier sentimiento negativo que tengas hacia tu ex. Tus hijos no deben sentir ansiedad ni estrés por esta decisión.
Pero recuerda, que si decides seguir aguantando, estarás metido/a en una cárcel de la que solo tú tienes la llave en el bolsillo para sentirte libre y poder encontrar un camino que junto con tus hijos, te aporte felicidad.