Si has llegado hasta aquí, hasta este artículo, probablemente seas una mujer maltratada. Lo primero que debes saber es que sufrir cualquier tipo de maltrato no es culpa tuya; no es tu responsabilidad, tú no te lo has ganado, no podrías haberlo evitado de ninguna manera. No te culpes, y no dejes jamás que nadie te diga que tú podías haber cambiado la situación. Tu marido no te maltrata para "enseñarte", ni mucho menos. Primero, porque él no tiene nada que enseñarte a ti; y segundo, porque la violencia, ya sea física o psicológica, nunca jamás enseña nada. Tú no has hecho nada malo, nada para merecerte ese maltrato. Porque el problema no eres tú.
Una vez que ya hayas asimilado que nada de esto es culpa tuya, sino de tu marido, podrás seguir adelante. Debes comprender que no te quiere; que todo eso de que el amor duele es mentira. El amor nunca duele, nunca maltrata, nunca hiere. El amor de verdad es el que respeta, protege y cuida; y si estás siendo maltratada, no hay ni respeto ni protección ni cuidado. Amor es el que tú sientes por tus hijos, por tus padres, o por tus amigos.
Además de esto, debes saber que el maltrato hacia una mujer va mucho más allá de los moratones. Porque también puede darse maltrato psicológico, mucho más difícil de demostrar, pero igual de doloroso; también existe el maltrato económico, que es el que tiene lugar cuando tu pareja es el único que trabaja porque cree que una mujer no debe trabajar fuera de casa. Al prohibirte trabajar, lo que está haciendo es coartar mucho tu círculo, impidiendo que puedas acceder a ayuda; además, te hace depender de él económicamente. Si tenéis hijos, la situación empeora, puesto que sentirás que solo él puede mantenerlos. Pero todo esto forma parte de un tipo de maltrato del que puedes escapar. Pero para poder escapar, para consentir pedir ayuda, debes admitir que eres una mujer maltratada. Eso no te hace menos válida porque, recuerda, no es culpa tuya.
Tú sola no vas a poder salir de esto: vas a necesitar ayuda, tanto de la Justicia y de la Policía como de tu círculo más cercano. Si tu marido te ha ido apartando poco a poco de tu círculo, de tu red de seguridad, no dudes en tratar de volver a recuperarlo. Acude a tu familia, explícales la situación, y coméntales el porqué no pudiste hablar nada de esto con ellos antes. Te comprenderán, aunque ahora mismo creas que no. Tus padres, tus hermanos, tus amigos de la infancia... Ellos serán tu principal ayuda, el impulso que necesitarás para salir de toda esta situación.
Tus hijos, probablemente, habrán vivido todo contigo. Por mucho que trates de mantenerles al margen, recuerda que ellos son principales afectados de esa violencia machista también; tus hijos pueden ser pequeños, sí, pero han visto cómo tu marido te grita o, incluso, te golpea. Explícales todo lo mejor que puedas, porque la mentira y el engaño no harán más que repercutir negativamente en sus vidas. No les estás poniendo en contra de tu marido, ni mucho menos. Lo que estás haciendo es contar una realidad que tú has vivido, que ellos han tenido que vivir a su vez. No eres mala, no les estás enemistando. Les estás salvando de un maltratador.
No te sientas débil: no lo eres
Tu red familiar y de amigos no va a ser lo único que necesites, ni mucho menos. Es más, si dudas antes de acudir a ellos, acércate a cualquier asociación de mujeres maltratadas que encuentres por internet. Por ejemplo, la Fundación Ana Bella puede ser un buen lugar para comenzar. Si vives en un pueblo, o en una zona más pequeña, es difícil que haya asociaciones cercanas a ti, pero las que trabajan mediante internet también pueden hacerte mucho bien. Te guiarán, te irán diciendo lo que debes hacer y el camino que debes seguir, y será todo mucho más fácil. A fin de cuentas, estarás tratando con mujeres que han vivido lo mismo que tú estás viviendo ahora.
Estos pasos dependen mucho de la gravedad de la situación, también debemos advertirlo. Puede que tu caso sea tan grave, y tu vida corra tanto peligro, que lo mejor sea pasar directamente de asociaciones y de círculos de amigos y acudir a la Policía. De ser así, no tengas miedo. Coge a tus hijos, si los tienes, y huye. La Policía se encargará no solo de meter a tu marido en prisión, sino también de asegurarte un hogar de acogida hasta que todo sea mucho más seguro. Sí, lo más probable es que tu marido acabe cumpliendo una pena; pero no te sientas mal, no creas que tus hijos no te perdonarán por eso. Recuerda lo que su padre te ha hecho a ti, recuerda que has sido una mujer maltratada, todo por lo que has tenido que pasar. Él no va a estar en la cárcel de forma injusta, sino por haber cometido un delito. No lo olvides nunca: tú no eres la mala. Tú eres una mujer maltratada.
Confía en la Justicia, y déjate guiar por ellos. Te llevarán a una casa de acogida con tus hijos, probablemente en otra ciudad, siempre y cuando la gravedad lo requiera. Tomarán las medidas necesarias para que tu ahora ex marido jamás vuelva a acercarse a ti. Pero no dudes en denunciar de nuevo si vuelves a tener miedo; es mejor eso que aparecer encabezando un noticiario.
Si tienes dudas, puedes llamar al 016, donde te darán toda la información necesaria. Vas a necesitar mucho valor, muchísimo, para alejarte de todo lo que has ido formando en tu vida. Pero merecerá la pena. Porque ya no tendrás que compartir el resto de tus años con un maltratador, sino que serás feliz, libre. Podrás formarte como mujer, como persona, y disfrutar de tus hijos. Es importante que acudas a tratamiento psicológico para que sea un especialista el que te ayude a continuar tu camino, puesto que has sido víctima de una situación traumática; probablemente tus hijos también debieran acudir a terapia. Mas esto no será malo, ni mucho menos. Será el comienzo de una nueva vida, donde podréis ser felices de verdad.
Es el comienzo del fin. Esto sí que tienes que marcarlo tú. Levanta el teléfono, y llama a tus padres. Llama al 016. Coge tus cosas, y vete de esa casa. No tengas miedo a lo que está por venir, que el infierno es justo de donde estás huyendo.