Cuando una pareja toma el difícil camino del divorcio se presentan multitud de problemas. Si a esto se le une la circunstancia de que hay hijos de por medio, la situación puede agravarse aún más, pues se sigue siendo padre o madre a pesar de la ruptura conyugal y los niños no deben sufrir los daños colaterales por ello.
Cada día más se impone la custodia compartida en España. Esto supone llegar a multitud de acuerdos y de cesiones entre dos personas que acaban de separar sus caminos y de terminar con una relación que se había vuelto insostenible, en beneficio de un hijo en común, procurando con esta custodia el reparto por igual entre progenitores de la responsabilidad del menor, garantizar su estabilidad y la continuación de sus rutinas y entorno social en la mayor medida posible.
También en el caso de la custodia a la madre con visitas del padre, muchos de estos acuerdos judiciales no satisfacen por igual a ambos padres, provocando posteriormente muchos problemas que terminan por afectar negativamente al hijo en común, quebrándose además entre los padres el respeto debido y el entendimiento obligado por el bien del menor, amén del calvario personal y económico debido a las múltiples denuncias bien por incumplimiento del régimen de visitas, por impago de pensiones, o por incumplimiento de medidas civiles firmadas en el convenio regulador.
El papel del mediador familiar
Cuando los padres no consiguen llegar a un acuerdo común por ellos mismos, muchos psicólogos recomiendan, llegado el caso, que se acuda a los servicios de un mediador familiar, que tiene la función de ayudar por igual a ambos progenitores, evitando el conflicto y los reproches mutuos, intentando que se pueda llegar a una negociación desde la colaboración, y que se tengan en cuenta los intereses de cada parte, en un marco de igualdad.
Con la mediación se puede lograr que el enfrentamiento inicial se convierta en diálogo y los conflictos terminen siendo problemas con solución, solución ésta a la que han llegado los dos progenitores gracias a la mediación profesional.
Con ésta pueden evitar así tener que dejar en manos de un Juez la decisión final, que aunque conozca perfectamente las leyes, seguramente no conoce al hijo de la pareja rota ni sus necesidades reales, sino que su actuación se basa en aplicar leyes y medidas estándar según la normativa vigente.
El Mediador Familiar es un profesional formado en derecho, psicología y técnicas de mediación, donde tras unas cuantas sesiones (normalmente son entre 4 y 8, de una hora o dos de duración, una o dos veces por semana) los progenitores se irán poniendo de acuerdo en temas relacionados con sus hijos, tanto en el aspecto económico, como en las visitas y custodia, así como en detalles más concretos como vacaciones, educación, actividades extraescolares, comunicaciones con progenitores, situación familiar, etc.
Aunque cada sesión ronda entre los 50 y 80 euros, esta mediación suele ser en general más económica que afrontar un divorcio contencioso, así como también más rápido. Después de alcanzar estos acuerdos, se confecciona el Convenio Regulador, que es el que se presenta al Juzgado junto con la disolución del matrimonio.
Existen mediadores familiares en todas las provincias españolas, y en la mayoría de los juzgados de familia. Para ampliar información, direcciones y otros aspectos se puede preguntar en los colegios de abogados y en los colegios de psicólogos.