Parece que el cariño siempre ha formado, forma y seguirá formando parte de una de las necesidades básicas y esenciales de todas las personas del mundo. Sentirnos queridos por alguien es un sentimiento inexplicable para muchos. Un cosquilleo muy especial que favorece a nuestro autoestima y que consigue alegrar el día, los meses y los años a cualquiera. Más si cabe cuando se trata de nuestra propia pareja. Esa persona con la que desearíamos pasar el resto de nuestra vida y que en muchas ocasiones, por más que intentamos dar con ella, cuesta encontrarla.
Pues bien, ya bien entrados en pleno siglo XXI, costaría trabajo incluso creer en la imposibilidad de hallar a ese amor tan sumamente buscado. Y es que el gran e infinito desarrollo que llevan experimentando las nuevas tecnologías desde hace muchos años parece que nunca dejará de sorprendernos. Tanto que también ha terminado por afectar a las relaciones entre los seres humanos. Hablamos, por supuesto, de todas las redes sociales que nos rodean pero también de los diferentes portales web que ayudan, hasta al más clásico e incrédulo, a encontrar a su deseada media naranja.
Medios, por lo tanto, no nos faltan. Tan solo es necesario poner el empeño y la paciencia necesaria para dar en el clavo. Además, hoy en día, estás páginas virtuales se han acabado convirtiendo en verdaderos cafés para miles y miles de personas en todo el planeta. Cada vez son más los que se animan a abrirse un perfil privado y comenzar a conocer gente por simple disfrute. Aunque también hay quienes recurren a estos métodos como última opción, a modo de " desesperación ". Sea de una manera u otra, hay que admitir que el triunfo de estos puntos de cita es increíblemente elevado.
Meetic, eDarling, Badoo, Flirt y Tinder son algunas de esas páginas y aplicaciones que guardan las más curiosas y particulares historias de amor de los últimos tiempos. Todos sabemos que abrirse a las personas y conversar a través de un teclado y una pantalla de ordenador puede llegar a ser de lo más fácil. Otra cosa muy distinta es que la jugada acabe saliendo bien o mal. Bien si al final logras encontrar a tu amor verdadero y mal si todo acaba convirtiéndose en un auténtico desastre. Es en este caso donde todas tus armas deben estar a punto para actuar de la manera más correcta posible.
Desde el primer "hola" hasta el primer encuentro"
Empecemos por el principio de todo. Decides abrirte una cuenta en una de las conocidas páginas web para encontrar pareja y parece que una persona logra destacar por encima del resto de pretendientes. Compartís gustos, os contáis el uno al otro particularidades de vuestro carácter y de vuestra vida privada, os intercambiáis fotografías, os sentís cómodos con él o ella, etc. Y así, poco a poco, vuestras conversaciones diarias acaban coronándose como uno de los rituales más indispensables en vuestro día a día. Así, hasta el momento, solo el gusanillo del amor parecía reinar en tu persona... Hasta que decidís dar el paso de conoceros en una cita.
Ahí es cuando los nervios terminan apoderándose de ti al completo, en todos los sentidos. Cientos y cientos de pensamientos comienzan a impregnar tu cabeza y las clásicas preguntas inician su particular desfile. ¿Estoy segura de querer conocerle? ¿Cómo será realmente esa persona con la llevo hablando meses? ¿Me gustará tanto en persona como por Internet? ¿Qué hago si no me siento atraído por él o ella? ¿Y si ni siquiera se digna a aparecer? Éstas y un sinfín más de cuestiones que inundan al completo tus ideas en busca de una rápida solución. Pero solo hay una manera de resolverlo: concretando una cita con esa persona con la que llevas hablando días, semanas e incluso meses.
Cómo actuar ante cualquier situación imprevisible
Antes de poner rumbo hacia vuestro punto de encuentro, debes tener claro que uno de los rasgos más importantes a mostrar es tu naturalidad. No aparentes ser quien no eres ni mucho menos te sientas forzado a aparentar algo que no va contigo. Muéstrate tal y como lo has hecho mientras hablabais todo este tiempo por Internet, seguro que lo otra persona agradecerá encontrarse con quien se ha sentido tan a gusto todo este tiempo.
También es importante intentar que la cita sea lo más amena posible. Es cierto que los nervios pueden llegar a ser uno de los causantes de la mayor catástrofe que puedas imaginarte, pero si los dos ponéis de vuestra parte podréis recordar este día tal y como os lo imaginabais. Proponed planes que puedan convencer y agradar al otro, recordad temas de conversación que hayáis tenido a lo largo de todo este tiempo, intentad conoceros aún más contando anécdotas o particularidades vuestras que aún no hayáis confesado, etc.
Sin embargo, y aunque lo deseemos con toda nuestra fuerza, no todo siempre termina siendo color de rosa. O incluso para más inri, no todo empieza siendo tal y como hubiéramos querido. Imagínate que después de tanto tiempo, llegas a la cita y antes de que se cumpla una hora estando juntos te das cuenta de que esa persona no encaja para nada contigo, ¿cuál sería tu reacción? Pues bien, esta es una de las situaciones que podríamos catalogar como una de las más habituales en este tipo de casos, si bien también puede pasar que aún en persona os gustéis más que por Internet.
¡Que no cunda el pánico!
Sea como sea, existen innumerables ocasiones donde uno de los dos no se sienta para nada atraído por el físico de la otra persona. Es cierto que desde que empezasteis a hablar os habéis estado mandando fotos el uno del otro casi todos los días, pero eso no quiere decir que una imagen tenga que representar al 100% la realidad. Todos sabemos que las diferentes poses, los diferentes ángulos y los milagros del Photoshop pueden ayudar a más de uno en esta vida, incluso para mentir a través de Internet.
Aunque no todo tiene porqué estar relacionado con el físico. Puede ocurrir también que al conocer a esa persona en vuestro primer cara a cara, su personalidad difiera completamente a lo que os ha estado mostrado frente al ordenador. No pasa nada, seguro que no eres ni el primero ni el último afectado en vivir una situación como ésta. Tan solo tienes que mostrarte convincente y hacérselo saber al momento. Si por el contrario no te ves del todo atrevido a contárselo, intenta acabar con esta cita lo antes posible, por ejemplo, diciendo la primera excusa que se te pase por la cabeza.
Pero si además piensas que nada peor podría ocurrirte en tu primer cara a cara es porque, en ningún momento, la posibilidad de que esa posible media naranja te diese plantón no había rondado aun tu cabeza. Pero sí, esta situación existe y podría darse en el momento que menos te imagines. Lo primero que tienes que hacer es no desanimarte, puede que le haya surgido cualquier imprevisto y por eso no haya acudido a la cita. Explícale que te gustaría saber los motivos por los que no ha asistido a vuestra quedada y si notas que intenta evitarlos o que actúa de una forma muy diferente a como era, corta por lo sano. No merece la pena, seguro que alguien mucho mejor puede aparecer en cualquier otro momento.