El estado civil de una persona no es algo que nos debiera condicionar a la hora de afrontar nuestro día a día o nuestro futuro. Sin embargo hay que reconocer que hay determinados estados que hacen que la vida sea más fácil o más complicada. El no tener un amor en nuestra vida puede ser doloroso, el haber pasado por una ruptura que no ha sido fácil también lo es pero, probablemente, no haya nada peor que haber tenido un amor y haberlo perdido cuando aún os queríais. Tener que renunciar al amor porque la persona a la que se ama ya no está es un duro trance para muchas personas y hace que el seguir adelante se les ponga cuesta arriba.
Los estigmas sobre la viudedad
En el caso de las mujeres, en especial aquellas de edad avanzada, hay quien tiende a pensar que tras haber enterrado a su marido ya no hay lugar para más amor. La viudedad marcará a partir de entonces su existencia y deberá ser una viuda triste cuyas únicas alegrías vengan de la mano de su familia.
No sólo no es cierto, sino que es injusto. El hecho de haber acudido al funeral de un marido no significa que se tenga que renunciar al amor por el resto de su vida. Puede volver a encontrarlo en los brazos de otro hombre y puede que no. Puede que quiera volverse a enamorar y puede que no. Son todas posibilidades que quedan abiertas a elección de la viuda.
En el caso de cómo ha de comportarse una mujer tras el fallecimiento de su marido no está claro socialmente qué pasos ha de dar y cuánto tiempo tiene que esperar para hacerlo. Lo que sí suele estar bien visto es que tras el funeral se convierta en una persona más o menos triste que no va a volver a tener ilusión por el amor. Pero, ¿y si quiere volver a tener pareja?
Decidir volver a buscar el amor
Una mujer se convierte en viuda siendo adulta, normalmente a una edad avanzada, por lo que es capaz de decidir por sí misma si quiere volver a tener ilusión por enamorarse o no. No siempre es fácil pero lo justo es que su elección no se vea condicionada por su familia o por otras personas y que sea ella la encargada de tomar las riendas de su vida. Al fin y al cabo, su marido ya no está y es ella la que debe enfrentarse en solitario a la viudedad.
Si quiere volver a tener esa ilusión por enamorarse o simplemente busca un compañero para que su vida no sea triste debe hacerlo. Además, probablemente su marido es lo que hubiera querido antes de su muerte: que ella no estuviera sola y fuera feliz. Pero si no se ha de obligar a renunciar al amor tampoco ha de forzarse a buscarlo.
Cuando volver a tener relaciones
En temas del corazón no hay fechas de caducidad y uno no puede llegar a determinar cuál es el mejor momento para enamorarse o cuándo ha de volver a salir al mercado con una ilusión recuperada. Los tiempos los marca la vida, las decisiones que uno toma, incluso factores que le son externos pero que influyen de igual manera.
Una mujer que ha acudido al funeral de su marido y quiere volver a sentir el amor debe hacerlo cuando se encuentre preparada para ello. Todas las personas son diferentes entre sí y también las circunstancias que les rodean, así que también son diferentes los tiempos. Habrá quien en unos meses habrá recuperado la ilusión por enamorarse y habrá quienes años después del fallecimiento de su pareja no se sientan con fuerzas para siquiera mirar a otro hombre. En esto influyen varias cuestiones, como la propia edad de la viuda.
Viuda joven
Cuando una cambia a este estado civil siendo joven y sin familia por la que preocuparse se sobreentiende que no tardará mucho tiempo en volver a buscar el amor. Es más, es probablemente el único caso en que no esté tan estigmatizado. En el caso de tener hijos a su cargo, sobre todo si son niños de corta edad, las cosas cambian.
Cómo se suele afrontar con hijos
Para empezar le absorberán buena parte del tiempo libre que pueda tener. Antes eran dos personas para hacerse cargo de ellos pero con la muerte del padre ha de ser la madre la que asuma toda la responsabilidad. Es normal en este caso que se tarde en volver a tener una relación. En parte porque no tiene tiempo, y puede que ni fuerzas, pero también por sus hijos.
Una madre que entra en la viudedad tiende a pensar que por respeto a sus hijos no debe volver a estar con otro hombre, al menos en una temporada. Considera que es visto como una traición, incluso como un intento de sustituir al padre de sus niños. No es así y tampoco se ha de pensar así.
Lo cierto es que una vez que se atreva a dar el paso de recuperar la ilusión por el amor y las relaciones de pareja probablemente sus hijos serán su principal apoyo. Al fin y al cabo lo que ellos quieren es una madre alegre y feliz, no una mujer que esté triste y preocupada únicamente por la familia y la casa.
Además hay distintos tipos de relaciones. Puede tener relaciones esporádicas, compañeros de cama que no tienen siquiera que conocer a sus hijos, o relaciones estables en las que el nuevo hombre se integre en la familia. La viuda ha de elegir con libertad y atendiendo a lo que ella misma busca y quiere.
Una viuda con hijos mayores
Tras el fallecimiento del marido y una vez que todos los que vinieron al funeral se van una mujer puede darse cuenta de lo sola que está. Los hijos son mayores y cada uno tiene su vida, sus amigas y familiares tienen sus propias parejas y también hacen su vida. En ese caso la viudedad puede resultar muy dura. No sólo has de ser capaz de sobreponerte a la muerte de tu marido, sino también a afrontar una vida en soledad. Y puede que esa perspectiva no te guste. Puede ser motivo suficiente para querer tener una nueva pareja tras la muerte de la anterior.
Como ya comentamos antes no hay plazos para determinar cuánto tiempo esperar tras el fallecimiento de una pareja. Pero puede servirnos de orientación el luto. El luto por la muerte de una persona cercana suele durar un año. Se entiende que en ese tiempo la viuda ha tenido tiempo suficiente para asimilar el fallecimiento y para plantearse cómo enfocar su nueva vida. Y puede que en ella quiera un nuevo amor.
Búsqueda de un compañero
Está en todo tu derecho y es totalmente entendible que quiera buscar un nuevo amor o simplemente un compañero. Hay determinadas edades en las que lo que una mujer quiere no es un compañero de cama, sino alguien con quien ver la televisión por la noche y al que contarle cómo ha ido el día al llegar a casa. Es un amor al fin y al cabo, aunque probablemente diferente al que tenía con su marido. Lo que importa no es la atracción física o una estabilidad sentimental, sino el compañerismo, la amistad y la confianza.