Todas las relaciones pasan por sus momentos altos y sus momentos bajos. Algunas veces la pareja es capaz de superar el bache e, incluso, salir fortalecida de esta situación. Lo más importante para poder hacerlo es ser consciente de la existencia de un problema y poner medidas para remediarlo. En este sentido, en ocasiones puede que no sea suficiente con el interés que pongan los dos implicados y necesiten una ayuda extra.
Esa ayuda profesional puede venir dada de la mano de la terapia. Normalmente es el último recurso al que se acude para salvar una relación y también es cierto que puede resultar de lo más efectivo. Cuando los consejos de los amigos no son suficientes, ni el amor que una pareja se profesa o las ganas que tienen de superar los problemas es el momento de acudir a terapia.
A pesar de que cada vez son más las personas que a modo particular o en pareja recurren a este tipo de ayuda es cierto que existen ciertos prejuicios. Hay quien cree que únicamente recurren a los psicólogos aquellos que tienen verdaderos problemas mentales, cuando no es así.
Ir a una consulta profesional nos puede resultar beneficioso incluso cuando no tenemos. Al acudir a terapia expresamos nuestros sentimientos, reflexionamos sobre aquello que nos preocupa y nos guían sobre qué hacer y cómo afrontar determinadas situaciones.
Cuándo acudir a terapia profesional
Nuestra relación de pareja no está pasando un buen momento. Lo primero, ante cualquier problema, es reconocerlo y tratar de descubrir qué es lo que ha pasado. Puede que haya continuas discusiones, que a uno le irrite todo lo que hace el otro por el hastío producido por la rutina o que el sexo no funcione. Estos son los principales problemas que pueden aparecer en una relación y que hacen que acabe en divorcio, pero también hay otros. Una vez identificado el problema hay que buscarle solución para evitar la ruptura, si es lo que realmente se pretende.
Solucionar en la pareja
Normalmente lo primero es buscar algún tipo de solución dentro de la pareja, poner cada uno de su parte para evitar las broncas, para encontrar cosas que hacer juntos que gusten a ambos o para que todo vuelva a ser como antes en la cama. Cuando nada de esto funciona solemos recurrir a quienes tenemos más cerca. Nuestros amigos y familiares son los primeros a los que preguntar. Nos quieren y nos apoyan, pero también nos conocen y no van a ser parciales.
Además, hablar de sexo con tus padres no suele ser plato de buen gusto ni tampoco ir aireando los problemas delante de los amigos. Llegados a esa situación y si las cosas siguen sin funcionar entre vosotros hay que ponerse en manos de un profesional, antes de que las desavenencias vayan a más y acaben por provocar una ruptura.
No demorar la ayuda profesional
Hay que tener en cuenta que cuanto más se mantengan en el tiempo los problemas de pareja estos harán más mella, por lo que resultarán más difíciles de solucionar y por lo tanto de evitar el divorcio. Es por ello que se hace necesario no demorar la ayuda profesional.
Esto puede ser especialmente importante cuando las desavenencias proceden de una infidelidad por parte de unos miembros de la familia. Puede que ambos quieran mantener su relación pero que al agraviado le cueste volver a confiar en el otro, sobre todo en el sexo. Por ello cuando primero se debata el tema con un profesional más fácil será resolverlo.
Compromiso para salvar la relación
Es importante que la decisión de acudir a terapia sea compartida por los dos miembros de la pareja. Puede que uno lo sugiera, pero el otro debe acceder voluntariamente y comprometerse con ella. En caso de no hacerlo no servirá de nada.
Al mismo tiempo la pareja ha de compartir objetivos. Es decir, tiene que ser el anhelo de ambos salvar su relación y evitar el divorcio. De no ser así no se resolverá el conflicto y el psicólogo parece que quedará relegado a un mero intermediador entre las partes. Ya os advertimos que esa labor puede hacerla mejor un abogado porque todo tiene pinta de que esa relación se dirige hacia la ruptura.
Objetivos
El objetivo de la terapia no sólo es conseguir identificar los problemas que hay en la relación sino que exista una comunicación fluida entre la pareja. Puede que sea recuperar la que se ha perdido con el tiempo o que nunca siquiera haya existido tal nivel de comunicación. A una terapia, sea de pareja o individual, hay que ir dispuesto a hablar. De otra manera no se podrá hacer nada.
Es importante no sólo hablar, sino también escuchar a lo que nuestra pareja tenga que decirnos. Una vez se consigue esto habrá llegado el momento de ponernos en su lugar, para saber como se siente y qué espera de la relación. Todo ello con la ayuda y la guía del psicólogo.
Cuánto dura y cuánto cuesta la terapia
De primeras la terapia se antoja como un proceso largo y continuado en el tiempo, pero todo depende de numerosas variables. Hay parejas que resolverán sus conflictos en apenas unas semanas mientras que a otras les llevará años tratar de poner solución a sus problemas.
Cuanto más tiempo, más costosa nos resultará la terapia. Es algo evidente, pero tampoco hay que marcarse un presupuesto fijo o un calendario determinado para poner fin a las consultas. Ha de ser el profesional el que nos diga cuando ha acabado.
Además, una vez que se haya superado el problema eso no quiere decir que hayan finalizado las visitas al psicólogo. Pueden espaciarse más en el tiempo, pero son muchas las parejas que después regresan, aunque sea un mero contacto rutinario y para que el psicólogo sepa cómo han ido las cosas.
Precio de las terapias
Por lo que se refiere al precio de una terapia de pareja depende de muchos factores. Es importante el tiempo que dure, porque normalmente la forma de tarifar es por consulta, no se contratan packs. Y lo que ocurre con el precio de cada visita es que es diferente de unas ciudades a otras.
Para hacernos a una idea aproximada podríamos situar entre los 75 y los 100 euros por consulta. Hay que tener en cuenta que las tarifas de la terapia de pareja son mayores que las individuales. Se trata a dos personas al mismo tiempo y es un psicólogo especializado en relaciones de pareja y tratamiento de problemas relacionados con la convivencia o el sexo.
¿Funciona la terapia de pareja?
La terapia de pareja funciona. Tirando de estudios sabemos que el 70% de las relaciones que recurren a ayuda profesional salen recuperadas y fortalecidas. Este porcentaje se incrementa según lo pronto que se acuda a terapia. Cuanto antes se haga más posibilidades hay de éxito.
Sin embargo no sólo basta con ir al profesional y hacerlo pronto. Ya vimos antes que para que realmente funcione se necesita cierto compromiso por las dos partes, que los dos estén convencidos de querer solucionar los problemas y vayan a trabajar en ello.
Puede darse, en ocasiones, la situación de que la terapia de pareja funcione a la perfección, pero que igualmente la cosa acabe en divorcio. Aludiendo también a lo visto anteriormente ya comentamos que el objetivo de la terapia es comunicarse. Puede darse la circunstancia de que una vez empiece a hablar las dos partes se den cuenta de no quieren continuar o de que realmente no se dan las circunstancias necesarias para ello y que lo mejor es la ruptura.