Toda pareja pasa en algún momento de su relación por una etapa de crisis que hace dudar sobre si seguir adelante o por el contrario romper con dicha relación.
Es un momento en el que muchas parejas se olvidan de la posibilidad de encontrar una solución apropiada para este problema y deciden tirar la toalla. La mayoría de éstas tiempo después reconocen sentirse arrepentidos de su desacertada decisión y se sienten culpables por no haber luchado lo suficiente por el amor de su pareja.
Hay que reflexionar sobre la situación de la relación
Evidentemente, no existen reglas fijas para saber si se debe o no seguir adelante en compañía de tu pareja. Es algo de lo que hay que estar muy seguros y no tomar una decisión a la primera de cambio. Pero si que es necesario plantearnos una serie de preguntas que pueden ayudarnos a evitar ir por un mal camino.
Es cierto que en ocasiones las discusiones llegan a niveles que no se pueden controlar y a veces pueden dar lugar a dejarse llevar por un impulso, en ese momento nos surgen las dudas pero debemos fijarnos en la situación general de la relación, no en la discusión ni en la ruptura en sí.
Muchas veces son causas externas las que pueden afectar a la situación de nuestra relación por eso debemos analizarnos a nosotros mismos a nivel personal, laboral y social. A veces no nos damos cuenta que otros temas ajenos a la pareja también influyen.
Una vez que hayamos valorado todo ésto, pasaremos a analizar la relación. Si se trata de una crisis pasajera debemos resolver el problema con ayuda de nuestra pareja. Lo mejor será confesar entre los dos los miedos y dudas que se tengan para encontrarse mejor.
Juntos debéis analizar vuestra relación, valorando las expectativas de cuando comenzasteis a salir, intentar descubrir qué es lo que ha cambiado, cómo os sentís y si vuestras necesidades están cubiertas.
No hay que perder el respeto por el otro
Si conseguimos ponernos en la situación del otro el problema será mucho más sencillo de resolver. No eches siempre la culpa al otro. Es posible que necesite ayuda o igualmente tu apoyo y tú no seas capaz de verlo.
Las señales más comunes de una posible ruptura
Una de las señales más claras de que el amor ha desaparecido es la llamada indiferencia. Cuando la otra persona simplemente ya no te importa y ya ni siquiera eres capar de enfadarte porque te da igual, lo mejor será terminar con la relación, ya que ésta no tiene ningún sentido si no sois lo suficientemente felices.
Otra de las señales más evidentes de que algo no funciona, es cuando todo lo que hace tu pareja comienza a irritarte : su forma de reír, comer, cómo camina, cómo se viste, etc. Ya no ves a tu compañero/a con los mismos ojos y cualquier cosa que hace te fastidia, en ese caso probablemente se trate de algo más grave que una simple crisis.
El aburrimiento es la tercera de las señales más comunes de que una relación ha llegado a su fin. Si continuamente se hacen silencios incómodos o notas que prefiere pasar el rato en compañía de otras personas o el deseo sexual ha desaparecido, lo más seguro sea que la relación ha llegado a un punto del que será muy complicado salir.
Lo mejor es que día a día sepamos sobrellevar adecuadamente la relación, teniendo siempre en cuenta al otro. Lo más importante sin duda es no perdernos nunca el respeto.