Las vacaciones de verano son el momento del año en que más rupturas se producen y no es una casualidad. Al pasar más tiempo juntos, no tener preocupaciones derivadas del trabajo y estar en un ambiente distendido hace que en ocasiones se descubra que la relación que se tiene no es como se cree y que incluso la pareja no es como uno se imaginaba.
Las primeras vacaciones juntos son una prueba de fuego para saber si una pareja tiene futuro, pero una vez instaurados en la rutina el resto de descansos estivales pueden poner a una pareja al borde de la ruptura. Si no quieres que tu relación acabe en separación o en divorcio en Bekia te desvelamos los cinco consejos clave para conseguirlo.
1 Probar cosas nuevas
Una relación, como casi todo en esta vida, cae en la rutina cuando ya ha pasado un tiempo. Nos acomodamos a hacer siempre lo mismo y eso hace que no haya sorpresas, emociones ni aventuras que nos mantengan despiertos. Las vacaciones de verano suponen salir de esa rutina y de nuestra zona de confort así que para no acabar en el más soberano aburrimiento hay que buscar nuevas cosas que hacer. De lo contrario un día podemos despertar pidiendo la separación o con los papeles del divorcio en la mano.
El resto del año con el trabajo, los niños, la casa y los diversos compromisos que todos tenemos seguro que apenas queda tiempo para buscar un nuevo hobbie, hacer una escapada a un lugar que a ambos os apetece o darse algún que otro capricho. El verano es el momento perfecto para hacerlo y el hecho de salir de la rutina instaurada es algo que puede evitar la ruptura de vuestra relación.
Y al decir probar nuevas cosas me refiero a algo que os apetezca a los dos, que os genere interés. Si a uno le gusta pero al otro no le entusiasma la idea puede que no sea tan buena idea y que lo que estaba pensado para dar dinamismo a la relación acabe convertido en motivo de discusión.
2 No estar juntos siempre
Es importante hacer cosas juntos en verano, porque quizás el resto del año no tengáis ocasión, es el momento perfecto para hacer cosas y quizás recuperar esa complicidad que toda pareja tiene en sus inicios y va perdiendo con el paso del tiempo. Pero esto no quiere decir que tengáis que hacerlo todos juntos. Sois dos personas independientes y si a una le apetece ir a ver una nueva exposición y a la otra pasar la tarde leyendo un libro es lógico que os separéis para hacerlo.
El motivo de que las probabilidades de una separación sean más que el resto del año es porque las parejas tienden a pasar las 24 horas del día y eso puede hacer que la relación se resienta y acabe en separación. Cuando no estás acostumbrado a pasar mucho tiempo junto a tu pareja tiendes a aprovecharlo y a primar las cosas positivas. Cuando estáis todo el día unidos lo negativo parece que prevalece y todo da pie a una discusión.
3 Hablar las cosas con calma
En vacaciones es cuando muchas parejas abordan temas importantes como hacia dónde van, si quieren formar una pareja, se plantean cambios en su vida ... El resto del año parece que nunca hay tiempo suficiente como para hablarlo y en vacaciones por lo general sí lo hay.
Ahora es el momento perfecto para tratar ese asunto que teníais pendiente sin miedo a que una llamada del trabajo interrumpa la conversación. Buscar un momento tranquilo y ajeno a distracciones y habladlo. Hacedlo con calma, tomándoos tiempo para reflexionar lo que os dice vuestra pareja y vuestra propia opinión.
Cuando se tiene una discusión sobre un asunto determinado, especialmente si éste es importante, lo mejor es no tomar la decisión a la ligera sino pensarla y dejarla madurar antes de actuar. No es necesario dejarse llevar por las prisas del día a día porque podría dar lugar a una separación.
4 Tiempo en pareja
Familia, trabajo, hijos, suegros ... No siempre es fácil encontrar un momento para disfrutar en pareja sin intromisiones de otras personas, pero el verano es el momento en que más oportunidades tendréis de hacerlo. Aprovechadlo y recuperad tiempo de calidad juntos, como si fuera una especie de vuelta al tiempo de noviazgo.
Recordad qué os enamoró del otro, qué tenéis en común, incluso qué no es algo que ayudará a afianzar vuestra relación y puede evitar una ruptura que se vea cercana. También hay que tener en cuenta que en una pareja cuando se produce una discusión no siempre tiene que ver con sus dos miembros, sino con otras personas ajenas a la misma.
Los hijos y la familia política, incluso los amigos, suelen ser causa de bronca dentro de una relación y disfrutar de unas vacaciones con los suegros o los cuñados, por ejemplo, no siempre es buena idea. Cierto que es un momento para disfrutar de quienes no siempre se puede tener cerca pero también los terceros pueden dar lugar a conflictos en la relación.
Hay que saber combinar el tiempo en familia con el que se dedique en exclusiva a la pareja para que ésta no se resiente y el verano no acabe en divorcio, especialmente si es por culpa de las influencias que puedan tener otras personas.
5 Ponte en el lugar del otro
En ocasiones a todos nos puede el egoísmo y nos ceñimos a lo que a nosotros nos conviene o queremos. Cuando se está en pareja es algo que no se puede hacer, o al menos deberíamos evitar hacer, si no queremos precipitarnos al divorcio.
De vez en cuando, por mucho que nos ofusquemos en nuestras ideas y planteamientos, hay que ponerse en la piel de la otra persona, escuchar sus argumentos y razonamientos y se puede llegar a descubrir que no tenemos tanta razón como pensábamos o que la otra persona tiene más.
Aprender a ponerse en el papel del otro es fundamental para que una relación funcione, así como saber ceder de vez en cuando. Cuando se da el caso contrario, que tú eres el comprensivo de la pareja, has de hacer entender a tu pareja que ella también tiene que aprender a ponerse en tu situación y dar el brazo a torcer de vez en cuando.