Recuperados ya del todo de las numerosas fiestas navideñas, donde, por supuesto, no ha faltado de nada, muchos se preparan de nuevo para afrontar otra de las grandes fechas marcadas en nuestro calendario. Y no es otra que el tan querido y odiado, a la vez, Día de San Valentín. Esa fecha en la que todo se inunda de color rojo, corazones y mucho, mucho, pero que mucho amor y que, con el paso del tiempo, ha conseguido ganarse tanto a sus máximos defensores como a sus innumerables detractores. ¿Pero quiénes salen beneficiados de todo esto?, ¿de verdad es necesario tener que establecer un día para celebrar el amor? Te damos las razones para oponerte a ello.
San Valentín, una fecha puramente comercial
Parece que, con el paso del tiempo, la asignación de nuevas festividades o celebraciones en nuestro calendario anual comienza a ser un hecho bastante usual y característico entre nosotros. El Día del Hijo, el Día de la Madre, el día del Padre, el Día del Abuelo... Una serie de imposiciones nacidas de la nada y que, en prácticamente todas las ocasiones, comparten un mismo objetivo: obsequiar a esa persona con el mejor regalo posible. Pero muchos pensarán, ¿quién se encarga de fijar este tipo de fechas?, ¿por qué exactamente se celebran estos días?, ¿cuál es el cometido de todo ello?
Pues bien, quizá la respuesta no sea del todo universal, pero existen multitud de respuestas que encajan en una misma desembocadura. Y no es otra que los beneficios que todas estas fiestas acarrean a los negocios y centros comerciales. Hay quienes incluso se atreven a defender que son los mismos comerciantes quienes se encargan de dar vida a este tipo de celebraciones. Regalos, regalos y más regalos que terminan convirtiéndose en puros quebraderos de cabeza -poco más de un mes después de haber conseguido salir triunfante con las sorpresas de Navidad- y de los que tan solo sacan provecho los comercios.
Quiere a tu pareja los 365 días del año
He aquí la segunda gran incógnita de los ya tradicionales días de San Valentín. ¿Hay alguna razón por la que debamos exaltar nuestro amor por aquella persona a la que queremos en esta fecha tan precisa?, ¿es que el resto de días del año queremos a nuestras parejas menos que el día 14 de febrero?, ¿por qué razón el amor y el cariño que uno siente por otra persona tiene que tener una celebración exacta en el calendario? El hecho de que sea 11, 12 o 13 de febrero no implica que nuestros sentimientos hacia nuestra pareja tengan que ser menores o mayores de lo normal. Quererse no implica una fecha ni un horario exacto en el calendario.
Existen 354 días restantes para amar y demostrar lo que sentimos de la misma manera que lo hacemos siempre. Que alguien haya decidido establecer este día como el Día de los Enamorados no tiene por qué decir que debamos volvernos locos y exhibir nuestra pasión como si nunca antes lo hubiésemos hecho. Ten en cuenta que se trata de una fecha más en el calendario y que si los anuncios y los comercios no nos recordasen día sí y día también que se acerca la fecha de San Valentín, pasaría a ser un día más en nuestra rutina. Y así es como debe ser, 24 horas más en las que seguir demostrando cuanto queremos a nuestra pareja, ¡pero sin razones extra!
Gente por todas partes
Tras superar con éxito las infinitas y largas esperas en tiendas y otro tipo de negocios y las desmesuradas aglomeraciones de la Navidad, vuelve de nuevo la locura. Vayas donde vayas, seguramente el número de personas que allí te encuentres será descomunal. Que si en el cine, que si en los restaurantes más románticos de tu ciudad, que si viajando a las "ciudades del amor". Por más que intentes sorprender a tu chico o chica con uno de esos planes únicos, íntimos y espectaculares, no podrás conseguirlo.
Aunque, eso sí, hay que reconocer que hay quienes consiguen salir vencedores de esta brutal batalla de San Valentín y acaba ofreciendo increíbles sorpresas a sus parejas. Regalos donde la calma y la tranquilidad reinan por encima del bullicio de ciertas celebraciones y hacen que tu pareja se sienta realmente querida y agradecida con todo el esfuerzo realizado. Aun así, las excepciones suelen ser, en su mayoría, escasas por lo que una retirada a tiempo, como muchos dicen, también es símbolo de victoria. Así que tómate este 14 de febrero como un día normal y no hagas lo que otros intentan que hagamos a la 'fuerza'.
¡Precios desorbitados!
No sabemos cómo ni por qué, pero hay que reconocer que dicha avalancha de amor en estado puro también provoca que los carteles en tiendas y negocios acaben dando un giro de 180 grados. De pronto, el rojo, los corazones y las cajas de bombones comienzan a invadir todas y cada una de las repisas de tiendas y supermercados, con todo lo que ello supone. Y el hecho de tener que desembolsar notables cantidades de dinero es, sin duda alguna, la principal preocupación de todas aquellas parejas que sí apoyan este tipo de festividades.
Aunque la mayor sorpresa se la lleva uno cuando, tras haber encontrado semanas atrás el regalo perfecto para él o ella, de pronto descubre que su precio final ha variado en unas cuantas cifras. Por supuesto, una noticia non grata para los que, año tras año, se enfrentan a este tipo de adversidades y que incluso llevan a más de uno a adelantarse a los acontecimientos, aprovechan las primeras semanas de enero para dar con el regalo perfecto. Aun así, si además tampoco resultas ser de lo más previsible y organizado como para batallar contra esta guerra de comercios, tranquilo. Lo mejor será afrontar este día como uno más en el calendario.
¡Que levante la mano quien sepa quién es San Valentín!
Seguramente, pocos conseguirán salir airosos de esta gran incógnita. Pues bien, para todos aquellos que defienden a capa y espada la celebración de esta "fecha comercial" y ni siquiera saben ni por qué ni quién fue exactamente el protagonista de dicha celebración, os echaremos una mano. Primeramente, hay que decir que no es una sino varias las leyendas que apoyan la historia de esta actual festividad entre nuestra sociedad.
Así, se dice que dicho día tiene su origen en una celebración de tres días en la Antigua Roma donde se rendía honor a Lupercus, el protector de los pastores y los rebaños. Fue en el año 494 antes de Cristo cuando el Papa Gelasio I decidió transformarlo en un festejo católico, aunque para ello necesitaba asociar dicha ceremonia a un santo: nada más y nada menos que Valentín. Sin embargo, varias son también las hipótesis que hoy en día se siguen barajando sobre la verdadera identidad de dicha persona.
Una de ellas, la que más veracidad parece aportar, cuenta que Valentín fue un médico romano que se convirtió a sacerdote y al que el propio emperador Claudio 'El Gótico' ordenó decapitar en el año 270 a. C. ¿La razón? La ayuda que el propio Valentín aportó a muchas parejas de jóvenes, casándolos en secreto, mientras que el emperador lo estableció como algo prohibido. Sin embargo, y a pesar de arrastrar dicha festividad religiosa siglos y siglos tras sus espaldas, en el año 1969 se decidió eliminarlo del calendario.